La implantación de eventuales acuerdos de paz tomaría una década y en ellos no habrá una supervisión armada de las FARC, aseguró el lunes el jefe negociador del gobierno en los diálogos de paz con la guerrilla.
En caso de sellarse la paz en las negociaciones que adelanta el gobierno del presidente Juan Manuel Santos con los rebeldes desde fines de 2012 «en ese momento se abre lo que nosotros solemos llamar la fase tres», dijo Humberto de la Calle durante un foro sobre la paz organizado por la revista Semana.
«Es la fase de más larga duración, un período que podría ser de una década, donde debe operar una serie de cambios que profundicen y arraiguen y permitan conseguir esa paz duradera», añadió De la Calle en el foro realizado en un hotel de Bogotá.
En todo caso, aseguró el negociador, «no habrá supervisión armada de las FARC a las faenas y tareas del gobierno, como si el gobierno se sometiera al examen… con unos jueces armados que le dicen si lo está haciendo bien o mal». Negociadores y jefes de las FARC han dicho indistintamente que pueden o no dejar totalmente las armas.
Las rebeldes Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), con al menos 8.000 miembros en armas, y el gobierno sostienen esas negociaciones en La Habana. Este es al menos el cuarto intento de poner fin a la insurgencia armada de ese grupo surgido en 1964.
Hasta ahora, según De la Calle, están dedicados al segundo de los seis puntos pactados de la agenda y que tiene que ver con la participación política de los desmovilizados. «En este momento trabajamos en el punto de participación política, el propósito es… el tránsito de un movimiento armado hacia la política… no armas y urnas», dijo el jefe negociador.
En el foro también participaron desde dirigentes gremiales hasta militares en retiro, grupos no gubernamentales antisecuestro, entre otros, que sin excepción apoyaron el proceso de buscar la paz. Algunos, sin embargo, expresaron sus dudas debido a frustradas negociaciones anteriores.