Efectivos del Destacamento de Seguridad Urbana (Desur), al mando del teniente coronel, Henry Arellano y enmarcados en el Plan Patria Segura, dieron captura la mañana de ayer a un sujeto de nombre Jairo Meléndez Martínez, quien presuntamente, junto a Luis Antonio Cañizález Román, de 22 años, asesinado el sábado, y alias “El Grillo”, habrían robado un camión la semana pasada.
El procedimiento se llevó a cabo en Chirgua, la misma zona donde liquidaron a Cañizález Román, allí los funcionarios recuperaron parte de la mercancía robada y detuvieron al sujeto antes mencionado.
Según la víctima, el robo se cometió el jueves de la pasada semana, en la avenida Libertador con calle 25 de Barquisimeto en horas de la madrugada cuando trasladaba snacks para distribuir en los diferentes negocios y fue interceptado por un vehículo ford Fiesta, de color azul, de donde bajaron los sujetos y amenazaron de muerte al hombre para que les entregara el camión.
Las características dadas por quien sufrió el suceso, coinciden con las del fallecido y los otros dos involucrados. Estas personas pertenecen a una banda llamada “Los Piratas de Carretera”, y actuarían junto a otro grupo delictivo que opera en la vía hacia Barinas.
Los funcionarios ahora están tras la pista de “El Grillo” para desmantelar por completo el grupo delictivo.
Distribuían droga frente a una iglesia evangélica
En horas de la tarde, de igual manera, los uniformados del Desur, lograron la captura de una adolescente de 15 años y de Gilbert Pastor González, de 25 años, quien presentó antecedentes por droga y robo de vehículo, ambos pertenecientes a la banda “Los Gatos” y ‘trabajan’ en el sector 3 de Las Tinajitas, donde les pusieron los ‘ganchos’.
A estos ciudadanos les incautaron 25 envoltorios de presunta piedra, una escopeta calibre 12 milímetros de fabricación casera con seis cartuchos sin percutir, 128 bolívares en efectivo, producto de la venta de droga, una tijera y papel aluminio, las cuales era usadas para realizar los envoltorios de las sustancias estupefacientes y sicotrópicas.
El centro de operaciones de estas personas era frente a una iglesia evangélica y tenían una fachada de venta de empandas, para desviar la atención, sin embargo, algunas personas que por ahí residen denunciaron ante las autoridades correspondientes y éstos actuaron inmediatamente para evitar la progresiva distribución de droga en la zona.
