La crisis política que atraviesa el país no será resuelta a partir de unas elecciones municipales, para ello haría falta una base institucional realmente sólida. Con las estrategias actuales, independientemente de los resultados del 8-D ningún sector convencerá. Unos dirán que obtuvieron mayor número de votos, otros que tuvieron más alcaldías, algunos hablarán de irregularidades, y al final el juego seguirá equilibrado. Mientras tanto el ciudadano continuará absorto tratando de sobrevivir.
Este es un evento importante, como todo evento electoral su valor democrático es alto, con esto no hay que equivocarse. Sin embargo, la manera como se llegue a él es lo relevante ahora. Se puede avanzar estos meses con el típico discurso, por lo demás agotado, del que “no está conmigo es nuestro enemigo”, reduciendo todo a una batalla divina en pro de líder fallecido o en contra de éste y sus huestes. Con este esquema, independientemente del resultado, se podrá ganar pero sin convencer.
La otra manera es más atrevida, más genuina, y seguramente más difícil para muchos. Se trata de conquistar a la gente, de emocionar con la posibilidad de un futuro distinto, de un municipio realmente amigable y una gestión que funcione. Tarea nada fácil cuando casi dos de cada tres venezolanos cree que las cosas irán peor en el futuro. Pero esto no quiere decir que sea imposible, claro que implica una tarea muy difícil para las pequeñas hegemonías que se han instalado en decenas de municipios a nivel nacional en los que ya ha corrido mucha agua bajo el puente y la novedad es muy difícil de esgrimir.
El proceso electoral del pasado 14-A, más allá de las dudas que hay sobre los resultados que arrojó, es un buen ejemplo de lo anterior. Uno venció sin convencer, el otro convenció aun sin vencer. El primero fue duramente criticado por su sector por haber destruido en pocas semanas la herencia política que les dejó el líder, el segundo se ganó el respeto y admiración de muchos que vieron aquello como una aventura perdida. Hoy todavía se está a tiempo de vencer y convencer.
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