El pueblo de Santa Rosa estuvo de fiesta con la celebración de su 342 aniversario y la conmemoración de su patrona local, Santa Rosa de Lima. El fervor de un pueblo popularmente religioso quedó reflejado mediante plegarias de paz y gestos de amor.
Las actividades iniciaron con una eucaristía que colmó los espacios de la iglesia de Santa Rosa, donde momentos de quietud y regocijo reunían los corazones de los fieles. Palmadas de fe y cantos al unísono elevaban las plegarías en agradecimiento a la primera santa americana canonizada.
Poco después, a las 12 del mediodía, el pueblo alzó en hombros a su patrona y recorrió los alrededores de la plaza, donde cánticos amenizados con tiernos acordes de guitarra marcaban el andar de la imagen que, en agradecimiento, danzaba al ritmo de la melodía de los santarroseños.
El ambiente era de fiesta, rosas caían del cielo junto el contundente resonar de las campanas y fuegos artificiales que anunciaban una buena nueva, la unión de los pueblos mediante la fe.
Mensaje de paz
El padre Rafael Chávez, párroco de Santa Rosa, estuvo al frente de la celebración compartiendo con los fieles y masificando el mensaje de paz en nombre de la Iglesia Católica.
“Tenemos muchos años con esta tradición y es una gran inspiración de virtud. Las peticiones de nuestro pueblo básicamente se resumen en dos, salud y que volvamos a los tiempos donde los valores familiares existían. La gente quiere tener sus hijos en casa donde puedan compartir la comida juntos. Además, otra petición refiere a la mejoras de las condiciones de vida en la nación y la unión de todos pese a pensamientos políticos distintos”.
Asimismo, expresó que las personas deben buscar a Dios para la solución de sus problemas.
“A todas esas personas que están necesitadas de fe, les recomiendo que busquen a Dios en la serenidad de sus casas y que vayan a sus iglesias. Dios siempre escucha las oraciones de su pueblo”, resaltó.
De igual forma, se expresaron los habitantes de Santa Rosa, quienes sentían un orgullo desbordante por ser parte de manifestaciones religiosas tan importantes en el país. Así declaró el señor Simón Yépez, quien tiene 68 años como habitante del popular pueblo.
“Estamos enormemente felices por tener la dicha de contar con dos patronas, Santa Rosa de Lima y la Divina Pastora. Ambas, resguardan nuestro pueblo. El mensaje que enviamos los habitantes al país, es el cese del conflicto político actual que deteriora nuestra sociedad”.
Oscar Arenas, cronista de Santa Rosa, informó que las actividades serán netamente religiosas junto a un exposición de fotografía religiosa en la jefatura civil.
“Nosotros nos hemos encariñado con el pueblo y nuestras vírgenes. Nuestro sentimiento es especial, mis 68 de vida los he pasado a plenitud en este humilde y fervoroso pueblo”.
Historia
Santa Rosa de Lima nació en Lima (Perú) en el año 1586. Es la primera santa americana canonizada el 15 de abril de 1668 por el Papa Clemente IX.
Aunque fue bautizada con el nombre de Isabel, se le llamaba comúnmente Rosa, nombre impuesto por el arzobispo de Lima durante su Confirmación.
En ocasiones, su madre la coronaba con una guirnalda de flores con el propósito de lucirla en algunas visitas.
Sosa se clavó una de las espinas en la cabeza por penitencia a aquella vanidad. Sin embargo, la gente seguía alabando su belleza, lo cual motivó que se restregara pimienta en la cara con el objeto de no ser tentación para alguien.
Años después, ingresó en la tercera orden de Santo Domingo, imitando así a Santa Catalina de Siena. El amor que le expresaba a Dios siempre fue ardiente, a tal punto de cambiar su tono de voz y expresión en su rostro por el sentimiento que expresaba su alma.
Asimismo, realizó importantes avances en el camino de la penitencia y de la contemplación mística.
Rosa transcurrió sus últimos años en la casa de Don Gonzalo de Massa, un trabajador del Gobierno cuya esposa tenía un particular cariño por ella. En ese lugar fue levantado el Monasterio de Santa Rosa de Lima.
Murió un 24 de agosto de 1617 a los 31 años de edad por un penosa y larga enfermedad que tuvo durante muchos años. Su oración antes de morir expresaba: «Señor, auméntame los sufrimientos, pero auméntame en la misma medida tu amor».
Al igual que el pueblo de Santa Rosa, la ciudad de Lima celebra su fecha en el Santuario de Santa Rosa de Lima.