Presidentes del bloque sudamericano Unasur buscarán el viernes, en su cumbre anual en Surinam, una condena firme a una posible intervención comandada por Estados Unidos sobre Siria por el supuesto uso de armas químicas contra civiles.
Estados Unidos y Francia están considerando la posibilidad de una acción militar contra el Gobierno de Bashar al-Assad, al que acusan de haber usado armas químicas en un ataque el 21 de agosto a las afueras de Damasco que dejó 1.429 muertos, incluyendo 426 niños.
«Ojalá de esta cumbre salga una declaración clara, frontal, sin miedo. Nadie quiere una dictadura ni atentar contra (los) derechos humanos», dijo el presidente ecuatoriano, Rafael Correa, en Paramaribo.
Los gobiernos de Argentina, Brasil, Ecuador y Venezuela -parte de los 12 países que conforman la Unión de Naciones Suramericanas (Unasur)- manifestaron esta semana su rechazo a una posible intervención.
En una reunión preparatoria a la cumbre, los cancilleres de la Unasur tuvieron desacuerdos para llegar a una declaración conjunta, pero finalmente elevaron el documento a los mandatarios sudamericanos, muchos de los cuales dirigen gobiernos izquierdistas que se han enfrentado a la política exterior de Washington.
«Más allá de que salga una resolución, nosotros, aquí en Sudamérica, vamos a decir nuestra posición: paz, paz y más paz», dijo el presidente venezolano, Nicolás Maduro, quien adelantó que enviará una carta a su homólogo estadounidense, Barack Obama, pidiéndole el cese de una eventual invasión.
Países de Europa han expresado preocupación por los peligros de una reacción militar de Siria, cuyo Gobierno niega el uso de armas químicas y responsabiliza de los ataques con gas a los rebeldes que luchan desde hace dos años y medio por derrocar a al-Assad.
Cualquier intervención militar de Occidente podría demorarse al menos hasta que los investigadores de Naciones Unidas presenten su informe luego de retirarse de Siria el sábado.
Regreso de Paraguay
La VII Cumbre de jefes de Estado de la Unasur marca el debut en el exterior de Horacio Cartes como mandatario paraguayo y el regreso de su país al foro regional tras más de un año de aislamiento.
Aunque no tienen previsto un encuentro bilateral, medios paraguayos señalaron que podría darse una reunión «espontánea» entre Cartes y Maduro. El anterior Gobierno de Asunción había declarado «persona non grata» al presidente venezolano.
Cartes, quien asumió el 15 de agosto, no invitó a su toma de posesión a Maduro, a pesar de que el venezolano le manifestó su deseo de normalizar las relaciones bilaterales, suspendidas tras la destitución del ex presidente Fernando Lugo en junio de 2012.
Paraguay quedó aislado de bloques como la Unasur y el Mercosur, que vieron la salida de Lugo como un quiebre democrático. Pero las restricciones acabaron con la asunción de Cartes, un acaudalado empresario electo en abril.
La cita también será aprovechada por la brasileña Dilma Rousseff y el boliviano Evo Morales para reunirse en privado y zanjar diferencias en torno la cuestionada fuga a Brasilia de un senador opositor al Gobierno de La Paz, acusado de corrupción.
La huida el fin de semana pasado del senador Róger Pinto, en un operativo organizado por funcionarios brasileños desde la embajada de Brasil en La Paz, llevó al Gobierno de Morales a exigir explicaciones a su vecino.
«Ningún Gobierno puede encubrir, ni proteger, ni defender a corruptos. Siento que algunos grupos en Brasil nos quieren enfrentar con la compañera Dilma (Rousseff), pero no lo van a poder», dijo Morales durante una rueda de prensa en Paramaribo.
«Desde el Gobierno del compañero Lula (Da Silva) tantos problemas hemos resuelto y vamos a buscar ese camino (con Rousseff)», agregó.
Otros presidentes que asisten a la cumbre en Surinam son el peruano Ollanta Humala, el anfitrión Dési Bouterse y el guyanés Donald Ramotar.
Los mandatarios de Argentina, Cristina Fernández; de Chile, Sebastián Piñera; de Colombia, Juan Manuel Santos y de Uruguay, José Mujica, no participan pero están representados por sus cancilleres o vicepresidentes.
