La lechita candidatural

Hace varios años en mis tiempos de mozo en la política, en la época de postulaciones veía con mucha curiosidad y extrañeza diversos movimientos y peleas entre potenciales candidatos cuando buscaban ser favorecidos por la bendición de un partido, escuchaba con regularidad a los dirigentes de mi municipio(y pseudodirigentes también) expresar frases como estas: “yo si le meto las patas al barro y por eso debo tener el primer lugar de la lista” “que va yo vengo recomedao por Caracas” “yo soy cuota del movimiento sindical” “ soy el Secretario General y me corresponde la punta” palabras más, palabras menos cada quien quería hacerse notar y ejercer su influencia sobre las cúpulas partidarias que decidían y siguen decidiendo en su mayoría los candidatos para la representación popular. Viajes de mi querido Tocuyo a Barquisimeto y Caracas con acemita y queso en mano, eran muy regulares por parte de los aspirantes para meter la cuñita a su favor y de alguna manera meter la zancadilla respectiva en contra de algún adversario. Esa situación según me cuenta “Simón el orejón” no ha cambiado en nada; a pesar de que hay que reconocer que muchos candidatos a alcalde fueron electos por la MUD vía primarias, los almacenes de la “niña Engracia” “Mamá Carmen” “La Diadema” “Los Sandoval” y otros expendedores de acemitas del Barrio Capitolio de la “ciudad madre” , han quedado vacíos porque su divina mercancía ha sido devorada por los caciques del Gran Polo Patriótico y de la MUD quienes se degustaban todas las mañanas con este amasijo que le llevaban“grandes líderes” a cambio de ser postulados por sus respectivas organizaciones.Me dicen que aquel viejo corrector líquido de color blanco con el cual se borraba la tinta de la otrora máquina de escribir a la cual le decían “la lechita” ha vuelto a relucir, ya que idéntico al pasado, muchos de los candidatos que se creían seguros por sus amarres y jalaítas fueron sustituidos a última hora echándoles esa “lechita candidatural” y dejándolos prácticamente en la estocada. Las listas de ahora no son hechas en máquinas Olivetti, pero igual “la lechita” sigue funcionando para sorprender a más de uno entre tercera y home. Amanecerá y veremos cuál será el impacto de las “sacaítas de taburete” , aunque lo que sí estoy seguro, es que para ganarse los votos de un pueblo decepcionado y desesperado por la inseguridad y el alto costo de la vida, hace mucho más falta que cucas y acemitas. ¡Recuerden candidatos, los electores tenemos “la lechita” para el 8 de diciembre!