Existe evidencia que indica que alguna clase de “sustancia» química se utilizó en Siria y podría haber matado a más de 1.000 personas, pero cualquier incursión militar como respuesta debe ser aprobada primero por el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas, dijo el miércoles el enviado especial de la ONU a Siria, Lakhdar Brahimi.
En Ginebra, Brahimi habló con los reporteros mientras un equipo especial de la ONU investiga el presunto ataque con gas venenoso del 21 de agosto cerca de Damasco, al mismo tiempo que aumenta la presión para que Occidente emprenda una acción militar contra el régimen del presidente sirio Bashar Assad en la guerra civil que calificó como la crisis más seria que encara la comunidad internacional.
“Con lo ocurrido el 21 de agosto de la semana pasada, parece que se utilizó alguna clase de sustancia y mató a muchas personas: centenares, definitivamente más de 100, algunas personas dicen que 300, otras que 600, quizá 1.000, quizá más de 1.000», dijo Brahimi.
“Por supuesto que esto es inaceptable. Es indignante. Esto confirma lo peligrosa que es la situación en Siria y lo importante que es para los sirios y la comunidad internacional desarrollar el empeño político para encarar con seriedad este tema, y buscar una solución», agregó.
Brahimi no comentó si basó su información en el trabajo del equipo de la ONU u otras fuentes como la inteligencia occidental, incluyendo lo que el secretario de Estado norteamericano John Kerry consideró pruebas “irrefutables» de un ataque a gran escala con armas químicas probablemente lanzado por el régimen de Assad.
Brahimi indicó además que cualquier acción militar encabezada por Estados Unidos deber ser aprobada primero por los 15 miembros del Consejo de Seguridad, cuyos cinco miembros permanentes _ Gran Bretaña, China, Francia, Rusia y Estados Unidos _ tienen poder de veto.
“El derecho internacional dice que cualquier acción militar se debe realizar después» de la aprobación del Consejo de Seguridad, indicó.