Pido la palabra – El beato… y la hipocresía roja.

Los tiempos que corren en Venezuela están signados por cambios profundos en la conducta, ética jurídica, de las instituciones de la República. El país sucumbe en el saqueo más espantoso jamás visto en todos los tiempos. La impudicia con la cual se comenten repugnantes hechos delictuales contra el tesoro nacional, nos dibuja un cuadro de inmoralidad colectiva en la administración del estado, peligrosamente impuesto por y desde el alto gobierno, y resguardado por las armas de los cuarteles que apuntan amenazantes hacia la sociedad decente, para contener cualquier expresión protestataria derivada de legítimas inconformidades populares. Funcionarios encargados de dar sustento al Estado de Derecho como fórmula de equilibrio democrático, se hacen cómplices de barbaridades judiciales, para exculpar a los jerarcas del régimen y condenar la disidencia…

Es así, en medio de este tinglado técnico “legal” que da forma y estilo a la revolución, como se permiten excesos de toda índole en resguardo de los héroes de la contemporaneidad, para hacer uso y abuso de los fondos públicos para sus campañas electorales, sus viajes de placer, engrosar sus cuentas personales y las de sus familiares y amigos, y hasta para sacar del camino a cualquier mortal que estorbe en las ejecutorias de sus delitos institucionales. En pocas palabras, se reinterpretan los códigos éticos en el ejercicio público, para terminar de consolidar el estado comunal y su nuevo hombre, a quien se le admiten fechorías en resguardo del proceso.


El más emblemático de los hechos recientes que dibuja claramente la ética revolucionaria, tiene que ver con el teniente Diosdado Cabello. Un tipo vinculado con supuestos hechos de corrupción en la Gobernación del estado Miranda, además de atribuírsele la presunta autoría intelectual del “famoso” incendio revolucionario de la Torre de Parque Central para borrar presuntos indicios sobre sus andanzas por el Ministerio de Infraestructura. Su fortuna personal, supuestamente alcanza límites impensables para la dirigencia comunal de los sectores populares del chavismo ortodoxo. Propiedades de toda índole en el país y en el extranjero, presuntamente dibujan a uno de los individuos más acaudalados y poderosos de la revolución bolivariana, hecho que la ha hecho merecedor y beneficiario de un contundente pronunciamiento por parte de la Contraloría General de la República, que lo exonera de toda responsabilidad en relación a los hechos de corrupción denunciados por Capriles.

Este particular escenario de ambivalencias morales en el ejercicio de la función pública, nos permite inferir sobre los hechos, la posibilidad de que se produzca en los próximos días, la solicitud formal de parte del gobierno venezolano por ante El Vaticano, de la primera beatificación en vida de un individuo presto en alma, vida y corazón al servicios de los más necesitados: El Teniente “Dios”…dado Cabello. El nuevo beato de la venezolanidad revolucionaria…


Mis comentarios:
.- Según Capriles, las pruebas de corrupción contra el beato de la revolución fueron suficientemente sustanciadas y presentadas a la Fiscalía General de la Republica: «Esto se presentó en su momento hace más de cuatro años. Eso estaba en la Contraloría y la Fiscalía, pero nunca hicieron nada y ahora tienen la desfachatez de venir a decir que no hay ninguna responsabilidad. Se robaron los reales, todo eso lo habrán borrado», sostuvo. (El Nacional 22-08-2013).

.- En este extraño juego de neo-jurisprudencia revolucionaria, nos tocara ver al beato mandando preso a Capriles…

.- Un perverso escenario de hipocresía roja se va develando progresivamente frente a los ojos de los humildes “patas en el suelo” del comandante Chávez…

.- Riqueza y fortuna a manos llenas se exhiben con absoluta impudicia, mientras los pobres son cada día más pobres…

.- Aquel famoso concejal presuntamente vinculado al crimen de la secretaria del aeropuerto Jacinto Lara, señalado “directamente” por parte de la madre de la occisa en los medios de comunicación como autor intelectual del hecho, anda muerto de la risa paseándose por centros comerciales en Barquisimeto…

.- Otra muestra de la hipocresía roja, y su licencia para delinquir…

…Cada vez que me asaltan los malignos para devorar mi carne, son ellos, mis adversarios y enemigos, quienes vacilan y caen…(Proverbios 27: 2).