El auténtico debate que los venezolanos esperamos es el relacionado con la realidad de la economía nacional, declaró Pedro Pablo Alcántara, dirigente nacional de Un nuevo Tiempo.
Según el Banco Central de Venezuela, la disponibilidad de reservas es de 23.371 millones de dólares, de los cuales sólo están disponibles, de manera líquida, un mil quinientos millones. El resto comprende letras, bonos y oro.
El mayor volumen es de oro, que no es transable de inmediato. Siendo esto así están comprometidas las importaciones para el mes de diciembre, porque realmente no hay disponibilidad para el dólar oficial, ni siquiera para el dólar del Sicad.
El hecho más grave se puso de manifiesto en la última de las subastas, ya que dependerá de la colocación de los bonos que la sustentan para que pueda haber liquidez a las personas -tanto naturales como jurídicas- que optaron por divisas.
En otro orden de ideas, a pesar de que el precio petrolero sigue con tendencia alcista por los acontecimientos del Medio Oriente, en la realidad Venezuela está produciendo menos barriles de petróleo y eso significa que los dólares que pudieran ingresar por encima del cálculo del barril para efectos presupuestarios, ya está comprometido con el alto volumen de deuda que tiene el país.
Igualmente el incremento que se está haciendo para productos de primera necesidad, que estaban regulados, se va a convertir en un pan de todos los días, porque es insostenible mantener la economía con los precios rezagados en cuanto a la producción de alimentos, medicinas y otros rubros terminados.
Hay que preguntarle al gobierno: ¿cómo un país que recibió la cifra más alta de dólares por ingresos petroleros en toda su historia se encuentra en esta situación sin que haya una explicación razonada, ni siquiera en la inversión en obras, por cuanto no las hay; ni siquiera en servicios, pues, tampoco funcionan. Tenemos colapso en el suministro de agua, energía eléctrica, hospitales sin insumos y equipos, planteles educativos que se están cayendo y calles destrozadas, además de puentes en estado precario y autopistas deterioradas, amén de las vías agrícolas inservibles.
Al gobierno hay que decirle que ha llegado la hora para que exponga explicaciones, pero no en declaraciones unilaterales de los funcionarios de los ministerios e institutos públicos, sino en un debate frente al país con especialistas en la materia.