Caminito que un día – El Barquisimeto que se va y deviene de Alberto Castillo A (II)

10. Hacia 1924, recuerda Castillo Arráez, las tranvías de caballitos que hacían un recorrido “…entre la estación del Ferrocarril y la antigua Plaza “Bolívar” hoy ´Lara´; con un ramal para ´La Cochera, situada en lo que ahora es la esquina del moderno teatro ´Principal´”. Por tal razón esa esquina se llamaba de “La Cochera”.

Este “moderno teatro Principal ya no existe en 2013 y en su lugar, avenida 20 con calle 36 se encuentra la sede de una institución bancaria.

11. A las damas de la época que en el tranvía iban de paseo, lunes y jueves, a esperar la llegada del tren, Castillo las describe “matronas peso completo, envueltas en chales, tocadas con sombreros de velo y amplias alas, calzadas con altas botas de fina piel y llevando coloridas sombrillas, que con sus hijas, no menos emperifolladas, atestaban el vetusto carri-coche”.
12. A los varones, “galanes del pasado”, los pinta con brodequines, paraguas [las sombrillas y los paraguas eran atuendo obligado], largo paltós y estrechos pantalones, signos inequívocos de la más refinada elegancia…”

13.En 1936, un funcionario “quemó preciosísimos documentos” del antiguo Colegio Federal, devenido ya para 1944 en Liceo “Lisandro Alvarado”, donde sólo cursaban 30 alumnos y enseñaban los doctores Martín Albizu, Julio Irigoyen, Ramón E. Gualdrón, Gerardo Irigoyen.

14. Y llegó el cine que no era sino “un corralón en el cual se improvisaban, con mecates y tablas, palcos para las familias quienes a la hora de la función, enviaban sus asientos con un mucamo, hasta el local de la proyección. Las películas eran mudas…”, los artistas más solicitados eran norteamericanos como el gordo Fatty, Ben Turpin, Charles Chaplin, Eddie Polo, Perla Wite, o el galán Gustavo Sereno, la vampiresa Francesca Bertini.

Para cuando Castillo escribe estas crónicas otras son las luminarias del cine: Errol Flyn, María Montez, Greta Garbo, Marlene Dietrich, “el alambicado Jorge Negrete”, y la epilepsia sicalíptica de María Antonieta Pons.

15. Frente a los cambios urbanos, y de los costumbres que Castillo Arráez encuentra en el Barquisimeto de 1944, se interroga: “no sabemos qué partido tomar: si aferrarnos ciegamente como Parménides a un pasado ya en viaje definitivo, o incorporarnos con la amargura de Heráclito, al Barquisimeto que deviene cada mañana con la salida del sol”.

16. Juegos pacíficos o vandálicos protagonizaban los jóvenes de las primeras décadas del siglo XX en los cardonales del norte barquisimetano “donde diseminadas pastaban las cabras en las caliginosas tardes de mayo, y cardonal adentro, entre buches y semerucos…”

La principal diversión de los muchachos era bañarse en las aguas cenagosas de El Malecón, luego de lo cual se iban a la sabana en procura de datos y semerucos.

17. En agosto con los vientos que llegaban desde los llanos o desde las alturas de Terepaima niños, jóvenes y gente mayor se dedicaban a elevar papagayos del tipo de cigarrones y roncadores.

18. Hacia 1945 los barrios de la ciudad habían aumentado surgiendo El Oasis, La Caribbean, Pata de Palo, Los Colerientos y La Concordia, “donde antes era sabana y campo abierto”.

19. El jefe de la pandilla juvenil payera de los años 20, conocido como “El Tocuyano”, murió en algún olvidado encuentro de las tantas “revoluciones” que se dieron en el país.

20. Manuel Macías (a) “Gruyea”, murió a finales de 1945 o principios de 1946. Castillo lo describe de la siguiente manera: “Su figura alta, ligeramente encorvada era familiar por las vías barquisimetanas trajeado humildemente, de magra blusa, tocado con chambergo de cortas alas y desvaído cuanto indefinido color, calzado de altos botines y con su bulto de periódicos a la espalda, semejaba un Santa Claus criollo que en lugar de juguetes repartiera a su adulta clientela la prensa de Caracas”.

21. Luego de un concierto en la plaza Bolívar, el maestro Antonio Carrillo informó a Castillo Arráez y a otros amigos, algunos datos de su biografía: “nos dice que nació en Barquisimeto en una casa ubicada en el lugar donde se encuentra el edificio ocupado actualmente por la Imprenta del Estado, al lado del Palacio de Gobierno, sitio en que para la fecha había unas matas de cocuiza”. Entonces, Carrillo decía haber compuesto unas 180 piezas musicales. ¿Se conservan todas?