Los periodistas de Globovisión nos recordaron que todavía hay ovarios y riñones en este país. No los olvidemos como a los pedevesos.
Se siente en el ambiente una especie de desolación, de impotencia, de desencanto. Lo noto en mis familiares y parientes cercanos y en amigos y conocidos. Pero también en los últimos artículos que estamos leyendo, en lo que circula en las redes sociales. En lo que opinan dirigentes políticos, escritores, analistas y opinadores. Las posibles salidas parece que se desvanecen. No se ve ninguna luz al final de este túnel quinceañero. El desespero comienza a hacer su aparición. Mal compañero por cierto. Lamentablemente esta situación hace que las baterías se enfilen hacia blancos equivocados. El liderazgo de Capriles se comienza a cuestionar, se le critica si hace o si no hace. Se le comienza a dar crédito a las acusaciones que el gobierno lanza. Se huele el excremento. Malo eso. A la MUD se le cuestiona. Se le exigen posturas un tanto alejadas de la ortodoxia democrática. A un hombre de la estatura de Ramón Guillermo Aveledo se le pone en entredicho. Malo, muy malo eso. “Nunca saldremos de esto” comienza a ser un lugar común. “Tendremos comunismo para siempre”. “Votar para qué, si ya el CNE decidió”. Pesimismo puro.
Otro bando toma la postura de la asonada. Del levantamiento en armas. De la salida violenta. Del golpe pues. Pero y con qué se sienta la cucaracha. Se propone el plan B, pero nadie dice el cómo, con quién, cuándo, donde, con qué. “Votos no, balas sí”. Gamelote puro. Normalmente se responde conque es que yo no puedo, estoy viejo, tengo hijos, estoy operado, vivo lejos. Trabajo en Australia. Resido en España. Tengo negocios en Miami. Como le dijo alguien a alguien: “con tan buena garganta y mandando a cantar”. Otros están de lleno en el proceso electoral. El del 8 de diciembre. Unos postulados por la MUD, que ganaron su candidatura en buena lid, en el proceso interno. Y los auto postulados por ambiciones personales, no importa si lo merecen o no, pero prestos a dividir y hacer perder posiciones importantes. Pero ambos sin mascar chicle y respirar al mismo tiempo. En cambio el gobierno y su partido no sólo mascan chicle y respiran sino que fastidian y cómo fastidian.
Situación preocupante. Peligrosa. Insistimos, el desespero es muy mal consejero. Ya tuvimos oportunidades de cometer errores garrafales. Entre 2002 y 2005 la pusimos completa. Una inmensa y multitudinaria manifestación civil, civilista, civilizada, alegre pacífica hizo que el teniente coronel felón, hoy difunto, saliera de Miraflores, pero una caterva de ignaros políticos lo hizo regresar. Luego vinieron el paro petrolero y la huelga general, mal planificados y peor ejecutados, hizo hundir a PDVSA y quebrar muchas industrias y comercios. Y la consecuente fuga de talentos y la excusa al gobierno para achacarle todos sus males, hasta el día de hoy, al estilo del bloqueo cubano. Y la guinda o colofón: la no asistencia a las elecciones legislativas de 2005. Le entregamos en bandeja de plata la AN a estos castros comunistas. Mucha agua ha pasado debajo del puente. Nos hemos recuperado, hemos enmendado errores. De fuerza minoritaria pasamos a fuerza mayoritaria. Tenemos un líder, nos guste o no. Tenemos unidad.
Por su parte el gobierno y su partido quedaron sin cabeza visible. El eterno se marchó. Ahora hay facciones. Cada quien jala para su lado. Al designado, enchufado e ilegítimo nadie le para. La corrupción, la incapacidad, la ineficiencia los agobia. No dan pie con bola. Todo lo destruyen. La inseguridad no la pueden detener. La economía en el suelo. La escasez y la inflación campantes. Se acaban los cobres. Las protestas se multiplican. Rojos y no rojos en la calle. Lo que les queda es poner conchas de mango, potes de humo. Nos quieren empujar al abismo. Desesperar, provocar. Inventar magnicidios, golpes. José Vicente Rangel lo recuerda cada domingo. Diosdado y Carreño acusan sin pruebas. La Fiscal, la Defensora, la Contralora, el TSJ y el CNE le hacen comparsa. No caigamos en la trampa. No repitamos errores. Actuemos políticamente y dejemos actuar a los políticos. Mano ganada no se tranca. Hay que protestar, tomar la calle, marchar, denunciar, criticar, escribir, volantear, grafitear. Sin miedo. Y hacer campaña electoral. Votos si, balas y botas no. Todos a votar el 8D.