El país continúa a la deriva. Los problemas cotidianos son cada vez mayores, en cantidad e intensidad. Mientras tanto, desde la MUD y otros sectores adversos al oficialismo, se analiza, debate y confronta sobre la mejor manera de enfrentar al gobierno actual. Para algunos se debe tomar de nuevo la calle, para otros se debe continuar con la estrategia de ir ganando espacios políticos. En el medio, el ciudadano trata de sobrevivir sintiendo a veces que los políticos son todos iguales, y que ninguno termina de darle soluciones concretas.
Los hechos recientes en la Asamblea Nacional en torno a la Ley Habilitante y el poder de veto de la oposición pudieran servir de argumento a favor de quienes abogan por la estrategia de ganar espacios políticos. Sin embargo, para quien se encuentra todos los días tratando de conseguir leche o harina, o ingresando a un servicio de salud precario, o estando asustado por la inseguridad, ésta puede parecer una pequeña victoria, por lo demás lejana a su realidad.
Por parte de quienes abogan por “salir a la calle”, no sin razón tratan de expresar un sentimiento diseminado por una gran cantidad de personas frustradas por su situación actual. Ahora bien, es relativamente sencillo diseñar estrategias desde una cuenta en Twitter, muchas veces inclusive fuera del país. El verdadero reto es canalizar de forma organizada un sentimiento colectivo, que definitivamente va más allá de la lógica electoral, en un ambiente de creciente intolerancia a la crítica y la protesta.
En este contexto entran en escena las elecciones municipales, presentadas por algunos como un plebiscito. Planteamiento débil en tanto que al final de cuentas votos más o votos menos los resultados no terminarán de inclinar la balanza a favor de ningún sector, los problemas seguirán existiendo, y el ciudadano seguirá padeciendo la realidad, esto sin contar con que de nuevo se le pedirá votar por gobernantes locales no por su capacidad de llevar la gestión del municipio sino por mantener un “espacio político”.
La estrategia basada en el puro cálculo político puede no ser suficiente para un país al borde del abismo en el que la desesperación podría ganarle la batalla a la racionalidad. La tarea urgente es organizar el descontento más allá de lo electoral, evitando conflictos sociales que terminen en aventuras políticas.
Diego Lombardi
www.lombardidiego.wordpress.com