Los lugares de expendio de alimentos ubicados en la calle son los sitios de mayor contagio de enfermedades intestinales y estomacales porque las vendedoras manipulan indistintamente los alimentos y el dinero.
Los billetes y las monedas son el principal vehículo de muchas bacterias, entre ellas la Salmonella Tifi, la Salmonelosis.
Las moscas, vectores transmisores de enfermedades, se posan en los alimentos y van diseminando infecciones.
Según la FAO, en muchos países los alimentos de venta en la calle contribuyen de manera importante al empleo, los ingresos de los hogares y la seguridad alimentaria; y ayudan a afrontar el desafío de alimentar a las poblaciones urbanas, especialmente en los países en desarrollo.
Los hábitos dietéticos y los modelos tradicionales de comidas cambian cuando las poblaciones se desplazan de las zonas rurales a las urbanas.
Las ciudades ofrecen a quienes no pueden volver a sus hogares, por la misma dinámica urbana, numerosas alternativas alimentarias, dentro de las cuales destacan las comidas callejeras, en restaurantes y quioscos.
El sector “informal” de la economía alimentaria crece. Los alimentos de venta callejera, a menudo, pasan inadvertidos a las inspecciones y controles formales. Por lo tanto, pueden contribuir al deterioro de la higiene ambiental.
Los alimentos de venta callejera requieren una política general que garantice la inocuidad y salubridad de los alimentos.
En Barquisimeto aumenta el número de puestos de comida callejera y “calles del hambre”, en los cuales se ofrecen platillos al público que, sin pensarlo mucho, acude a estas alternativas para saciar su apetito.
Sin embargo, es preciso que los controles sanitarios lleguen hasta estos puestos de comida rápida y los permisos de sanidad sean solicitados.
A los vendedores de estas comidas se les deben exigir estrictos controles de limpieza y manipulación de alimentos, tal y como se hace con los restaurantes y luncherías formales.
Es deber de la Contraloría Sanitaria velar porque estos controles se cumplan y hacer un llamado a la población a que no ingieran alimentos de procedencia dudosa o que sean manipulados en sitios cercanos a alcantarillas, baños y sin las medidas básicas de higiene.
Uno de los objetivos de esta institución es regular, vigilar y controlar la inocuidad, seguridad y eficacia de los alimentos, materias primas, envases, empaques, artículos y equipos destinados a estar en contacto con alimentos, así como las instalaciones e industrias dedicadas a la elaboración de bienes y productos de uso y consumo humano.
Dentro de las funciones de esta instancia también figura dirigir, supervisar y coordinar el desarrollo de las estrategias, instrumentos y actividades para la ejecución adecuada de las políticas en materia de registro, vigilancia y control de alimentos y bebidas alcohólicas destinadas al consumo humano, los establecimientos destinados a su producción, además de los procesos de manufactura, importación, exportación, almacenamiento, distribución, transporte, comercialización, publicidad, promoción, manipulación, tenencia y expendio de los bienes y productos de su competencia.