La sociedad venezolana demanda un proceso educativo centrado en la formación integral de sus ciudadanos, que trascienda la dimensión cognitiva del saber y considere el resto de las dimensiones que conforman al ser humano como las áreas afectiva, volitiva y social, con la intención de formar individuos más armónicos y consustanciados con los problemas reales de cada contexto.
Dicho planteamiento induce a la necesidad de llevar a la práctica un proceso creativo y vivencial, donde el ser humano se encuentre a sí mismo y pueda establecer relaciones constructivas con su entorno, tal como lo plantean los docentes Adriana Lucena de Ciafré y Pablo Carmona, en su trabajo denominado Estrategias didácticas utilizadas por los docentes de educación preescolar de la UPEL-IPB para formentar el desarrollo de la creatividad, publicado en la revista de divulgación educativa Educare.
Los autores citan a De La Torre (1995) quien explica que “el capacitarse integralmente, con respecto a la creatividad induce a estimular dicho potencial creativo con los métodos más adecuados. Llegar a ser creativo supondría hacer potente las posibilidades de cada uno para que se realice plenamente, desbloquearse de inhibiciones que reducen sus perspectivas, enseñarle a decidir por sí mismo y aprender por cuenta propia a comportarse cautivamente, ya que una conducta creativa es camino directo para el éxito”.
La vida es un acto creativo y la creatividad ha estado presente en el transcurso de la vida, de la humanidad, es por ello que la capacidad de innovar, transformar, crear y aceptar grandes retos ha permitido el desarrollo de la vida en sociedad.
En tal sentido, la educación para la creatividad comienza por la formación del profesorado, quien deberá asumir que su participación va más allá de enseñar a sus alumnos, es conjugar los conocimientos básicos con la capacitación innovadora para adaptarse a las nuevas exigencias.
En el proceso enseñanza-aprendizaje las estrategias didácticas representan un factor de gran importancia, debido a que son elementos mediante los cuales el docente dinamiza y operacionaliza el proceso didáctico. Por ello, Lucena y Carmona enfatizan que para producir cambios significativos en los estudiantes y lograr un aprendizaje eficaz, se hace necesario implementar el uso de estrategias y métodos que se adapten a los intereses, motivaciones y capacidades de los alumnos, aprovechando los elementos del contexto escolar y de aula para desarrollar un trabajo grupal.
Cualquiera que sea la materia que enseñe, el docente se proyecta sobre sus estudiantes a través de las tres dimensiones que conforman su mundo axiológico: saber, ser y hacer. Sobre la base de ese contexto se deberá abordar la creatividad, ya que por deber profesional y ético el docente está obligado a ser el impulsor del desarrollo intelectual, afectivo y volitivo de los educandos. Para ello se requiere el conocimiento de las diferentes estrategias pedagógicas que le permitan desarrollar los contenidos conceptuales, procedimentales y actitudinales que promuevan en los estudiantes el conocimiento y por ende su creatividad.
“La educación creativa exige personas dotadas de iniciativa, plenas de confianza en sí mismo, preparada para enfrentar problemas personales e interpersonales de cualquier índole. En consecuencia, educar en la creatividad es equivalente a educar para el cambio, para la innovación”.
Transformación profunda
Lucena y Carmona plantean en su investigación la necesidad de emprender una profunda transformación de las estrategias y técnicas de enseñanza que el docente a utilizado hasta ahora, en especial en el área de educación inicial, con la consecuente adaptación y utilización de nuevas tecnologías y de recursos que sustenten los procesos pedagógicos.
“La investigación surgió de la necesidad de evaluar las estrategias didácticas empleadas por el docente de educación inicial de la UPEL-IPB para el desarrollo de la creatividad, dado que son consideradas un tema de preocupación”.
En efecto, las conclusiones arrojaron que los docentes de programa de Educación Inicial emplean muy pocas estrategias para la estimulación de la creatividad, con lo cual quedó en evidencia la necesidad de actualización y mejoramiento de los procesos pedagógicos.
“La principal conclusión es que las estrategias didácticas, basadas en diferentes métodos, técnicas y recursos para desarrollar la creatividad que debe utilizar el docente son de vital importancia para la educación integral que necesitan los estudiantes de hoy para enfrentarse al cambio”.
La educación, según De Bono (1995), De La Torre (1995) y Nerecí (1980), debe desarrollar en el joven una agresividad creadora que le permita transformar los problemas en proyectos.
“La creatividad es una vacuna contra el conformismo y contra el embrutecimiento, el profesor debe ser adiestrado para que aprenda a usar la imaginación del estudiante en el proceso creativo”.
Entre las sugerencias a los docentes se encuentra en el de-sarrollo de la estrategia directa, dado que la misma ayuda en la construcción de los procesos de aprendizaje significativo y por ende el éxito en el desarrollo de los contenidos escolares, así como también el método creativo auténtico con sus técnicas, listas de atributos y quebrantamiento, ya que los profesores requieren realizar una serie de preguntas que les permitan diagnosticar y adaptar situaciones para resolver problemas desde diferentes puntos de vistas.
Los investigadores proponen la realización de jornadas, talleres, simposios, encuentros para vivenciar experiencias en los que se facilite el conocimiento teórico y práctico de la creatividad.