El cierre de programas críticos al gobierno en el canal Globovisión, última gran trinchera mediática de la oposición, cuestiona la pluralidad de los medios en Venezuela, cada vez bajo mayor influencia del chavismo, que sin embargo insiste en denunciar conspiraciones de la «prensa burguesa».
Globovisión estrenó este lunes una nueva programación, tras un agitado fin de semana provocado por la renuncia el viernes del reconocido periodista Leopoldo Castillo, quien por 12 años dirigió «Aló Ciudadano», emblemático espacio del canal, que abiertamente confrontaba al gobierno.
Su salida desató la protesta de algunos periodistas del canal en redes sociales, unos denunciaron «censura», dos se negaron a transmitir el noticiero estelar del viernes y una renunció; otros expresaron su preocupación, a pesar de que la junta directiva, para calmar las aguas, prometió un medio «imparcial».
«Globovisión se acabó. Lo peor que va a ocurrir es que finja una oposición light. La oposición es invisibilizada para que pierda capacidad de influencia y organización», declaró a la AFP Carlos Díaz, analista en redes sociales del centro de estudios Gumilla.
La turbulencia en la televisora abrió el debate sobre la conformación de una nueva hegemonía comunicacional, como se propuso Hugo Chávez (1999-2013) tras el breve golpe de estado en abril de 2002, en el que acusó de complicidad con los golpistas a la prensa privada, especialmente a Globovisión y RCTV, al que no le renovaron la concesión en 2007.
Desde que el presidente Nicolás Maduro fue electo en abril, «hemos asistido a un reposicionamiento de la relación con los medios que está marcada por la misma línea del gobierno de Chávez, ahora con más intensidad y otros mecanismos de presión», dijo el director de Espacio Público, Carlos Correa.
«Vuelca de tuerca»
Globovisión, que por años confrontó con el gobierno de Chávez, anunció un giro en su política editorial tras su venta en mayo a inversionistas de los sectores bursátil y de seguros, que según sectores de la oposición están ligados a altas figuras del poder.
Tras su venta, Globovisión ha dejado de transmitir en directo las intervenciones del líder opositor Henrique Capriles, quien no reconoció su derrota en abril frente a Maduro por 1,49 puntos porcentuales, y entrevista a altas figuras del chavismo, lo que no ocurría desde hace una década.
«Globovisión podría ser la puerta a la despolitización de los medios en Venezuela. El cambio ayudará a bajar el tono bélico de la confrontación política», estimó la socióloga Maryclen Stelling, quien destacó ahora el reto de los medios estatales de «abrirse a voces políticas contrarias».
El ex ministro de Comunicación y actual ministro de Turismo, Andrés Izarra, único funcionario que ha reaccionado a los cambios en el canal, opinó que «la audiencia de Globovision se multiplicará ahora que le apuestan a la paz y a la verdad».
Pero analistas coinciden en que el gobierno posee una amplia red de medios estatales, con al menos cinco televisoras, una treintena de radios comunitarias y varios diarios de circulación gratuita, que difunden intensamente su gestión y dan nula o limitada cobertura a la oposición.
«La cobertura de los medios estatales es absolutamente sesgada, son más medios propagandísticos que informativos. El proceso de radicalización tiene que ver con el avance de la oposición en términos electorales», opinó el politólogo Ángel Álvarez, de la Universidad Central de Venezuela.
Mientras, los medios privados reajustan su política editorial o son vendidos, como el principal consorcio de medios del país, la Cadena Capriles [sin vínculos con el líder opositor], que posee el diario Últimas Noticias, el de mayor circulación.
«Los medios privados se han domesticado o reacomodado para no ser incómodos al poder, por ejemplo, Unión Radio hace tiempo decidió ceder, apostando por la preservación», añadió Díaz.
Entre los medios que confrontan al gobierno están los diarios tradicionales, El Universal y El Nacional, y un tabloide del opositor ex ministro de Hacienda Teodoro Petkoff, Tal Cual. Los dos últimos recientemente fueron multados por publicar en 2010 una foto de cadáveres en la morgue de Caracas para reflejar la violencia criminal que afecta al país. Ambos denunciaron censura.
«Hay una vuelca de tuerca, un apriete, una dinámica para tratar de restringir los espacios, y tiene que ver con los resultados estrechos de las elecciones de abril. Eso hace que el gobierno se fije más en lo que dicen los medios», expresó Correa.
Pese a todo, Maduro sigue acusando a Globovisión y otros medios de «conspirar». «Yo estoy vetado para la gran prensa burguesa», dijo hace unos días, al fustigarlos por no divulgar las obras del gobierno y justificar las frecuentes cadenas obligatorias de radio y televisión.
«Siempre es necesario un enemigo interno», afirmó Díaz.
El gobierno constantamente recuerda, como ejemplo de la oposición militante de los medios privados, la transmisión de dibujos animados durante el golpe de estado.