Un joven de 20 años y una menor de 13 perdieron la vida instantáneamente cuando el vehículo que conducía el primero por la Intercomunal Acarigua-Cabudare impactó con un doble poste de alta tensión situado a un lado de la vía, cerca de un hotel y frente a una tasca, a eso de las cuatro de la madrugada de ayer.
En el accidente, dos jóvenes, ambas de 17 años y una de ellas en estado de gravidez, resultaron con graves traumatismos.
Fallecieron Elio José Carrera Carrera, de 20 años, residenciado en la urbanización Divina Pastora y una muchacha, de 13 años, cuya identidad no puede ser divulgada por prohibición de la ley.
Las lesionadas son: Emiy Rodríguez Rivero, embarazada; y Wilmary Josefina Urriola, de quienes no se pudo obtener información por cuanto fueron ingresadas inconscientes al ambulatorio de Cabudare.
El vehículo en que viajaban era un Neón negro, placas KAN 180, el cual quedó convertido en un horrible amasijo de hierros retorcidos y, por supuesto, irrecuperable.
Sobre este suceso fue difícil conseguir detalles, toda vez que ocurrió en la madrugada y los primeros que se presentaron para prestar auxilio fueron los bomberos de Cabudare, con la desafortunada sorpresa de que en el sitio se encontraban varios motorizados, armados algunos con pistolas y otros con revólveres, y presumiblemente con una granada, al parecer bajo los efectos de drogas alucinantes.
Los desalmados sujetos, quienes al parecer venían persiguiendo a los tripulantes del vehículo por motivos desconocidos, se ensañaron contra los bomberos al punto, según pudo conocerse, que retuvieron a dos de estos servidores públicos mientras los compañeros de éstos procedían a trasladar a las personas muertas y lesionadas al ambulatorio de la capital del municipio Palavecino.
No fue posible conseguir la versión de los efectivos bomberiles porque la guardia a la cual le correspondió prestar sus servicios en este accidente concluyó a las 9 de la mañana y sólo está autorizado para suministrar información el jefe del Cuerpo.
De todas formas, extraoficialmente se pudo saber que los bomberos tuvieron que trabajar con mucha dificultad para sacar del automóvil los cuerpos, ya que la forma en que quedó el carro impedía trabajar y, al mismo tiempo, se sentían muy atemorizados ante la presencia del grupo de individuos armados que podían, en cualquier instante, utilizar sus pistolas o revólveres.
Se presume que los motorizados que se encontraban en el lugar y que, presuntamente, habían perseguido a los tripulantes del auto, estaban drogados fue la deplorable y censurable actitud que asumieron contra unas personas que acudieron prontamente para prestarle auxilio a las víctimas del fatal accidente.
La presunción de la persecución se deriva de la velocidad que el conductor le imprimió al automotor, toda vez que era acompañado por dos jóvenes y una menor.
Al parecer, quienes viajaban en el pequeño carro venían de una fiesta.
El asiento donde se encontraba el conductor quedó destrozado por completo y la puerta fue doblada, quedando una parte de ella hacia el exterior, impidiendo sacar a la víctima
El impacto se produjo cuando el vehículo impactó fuertemente contra el doble poste de alta tensión del sistema eléctrico.
En la parte delantera de la máquina se podía apreciar la forma circular que dejó el encontronazo.
En el asiento del copiloto, donde viajaba la jovencita, también se podía observar los daños ocasionados por el choque.
Tal fue el impacto producido, que algunas partes del automotor quedaron esparcidos varios metros más allá del poste. Así se podía ver el retrovisor, una sandalia, parte del parachoques, tornillos y tuercas.
El levantamiento del accidente fue realizado por funcionarios de Tránsito Terrestre del sector La Campiña, a cuyo estacionamiento fue llevado por una grúa el auto inservible. Los cadáveres fueron llevados a la morgue del Antonio María Pineda.
