Quien haya leído la obra de Dante Alighieri, la Divina Comedia, entendería exactamente lo que quiero decir al referirme al caso Uribana. Donde hace seis meses, con premeditación, alevosía y ventaja acribillaron a decenas de personas que aunque no eran ningunos angelitos se trataba de seres humanos. Y en este país aún no se ha aprobado en ningún código la pena de muerte y menos aún sin un debido proceso, si ese fuera el caso, muchos de ellos aún no sentenciados y quizá algunos inocentes.
Iris Varela, para quien el luchador social y futuro alcalde de Iribarren, diputado Alfredo Ramos, solicitara la destitución del Ministerio de los Servicios Penitenciarios, que indignamente dirige, por ser la verdadera culpable de la masacre ocurrida en la cárcel de Uribana en una requisa «controlada», además por incapaz e ineficiente y por no haber podido solucionar los problemas carcelarios del país, por el contrario los agudizó. La misma pasará a los anales de la historia horrible de Venezuela como la culpable del caso «Masacre en Uribana».
Este recinto a decir verdad necesitaba de una limpieza administrativa. Allí la droga, el alcohol, las armas eran el pan nuestro de cada día. Tanto así que un reconocido abogado larense, el Dr. Heimold Suárez, comentó en una oportunidad que por razones de su oficio, en visita a este antro, salió despavorido al ver aquel mundo dantesco, superando el argumento de la famosa obra.
Oficialmente se dice que murieron en la refriega 63 personas y más de 100 heridos pero la verdadera historia sobrepasa el cálculo oficial, eso es de dominio público.
Lo más cumbre de esta crónica quiroguiana es que cínicamente la ministra culpó a los medios de comunicación, específicamente a Globovision y a EL IMPULSO, entre otros.
Le faltó culpar al imperio o a los marcianos, producto de su fantástica imaginación, pensando que los venezolanos somos pendejos. O cree que hay una alteración cromosómica downiana rondando nuestros genes, que se instaló de pronto como sucede en el libro Ensayo sobre la ceguera del reconocido escritor portugués Jose Saramago…
Pasarán muchos años para olvidar el caso de la Masacre de Uribana. Y escritoras como Ibéyise Pacheco, que aborda con maestría esos necrófilos temas, tendría una nueva fuente de inspiración…
Como corolario esta ciudadana en sus últimas declaraciones a los medios que tanto ataca, dijo lapidariamente: Allí no quedó nada, no quedó nadie… Uribana está tranquila. Y remató: Este gobierno es el único que en la historia política contemporánea ha respetado los derechos humanos …Uribana está tranquila… no quedó nada.
Uribana: el Infierno de Dante
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