El oficialismo, según los entendidos en materia electoral, han venido aplicando el método D’Hondt, en base al cual la selección de candidatos del Polo Patriótico, conformado por el PSUV y sus aliados, a cargos públicos, se hace tomando en cuenta el porcentaje de mayor a menor registrado en elecciones anteriores.
Sin embargo, en lo que respecta a Iribarren, la situación cambió tras las evaluaciones internas sobre la gestión de la alcaldía y el concejo
Extraoficialmente, el 57 de los afectos al oficialismo desaprobaron la labor desplegada por la alcaldesa Amalia Sáez y, en consecuencia, fue descartada para optar nuevamente como aspirante al cargo, lo que motivó que la dirigencia regional, encabezada por Luis Reyes Reyes, decidiera inclinar la balanza a favor del general Luis Bohórquez, quien como militar activo se había inscrito en el PSUV y nunca ocultó su admiración por Hugo Chávez, e incluso lo dio a conocer públicamente ante los medios de comunicación.
Del mismo modo, salvo Edilberto Rojas y Marbella Uranga, identificados con el gobernador Henri Falcón, los otros concejales afectos al oficialismo no quedaron bien parados con la excepción de Esther Camacho.
Es por ello que el chavismo, considerando que la parroquia Juan de Villegas habría que preservarla como espacio revolucionario, decidió asomar caras nuevas, que han tenido vinculación con las comunidades. Esa parroquia tiene 570 barrios y, como se sabe, ha sido la de mayor crecimiento poblacional en el estado. Para el chavismo estas elecciones en Iribarren son de vida o muerte, porque ya ha tenido en el municipio tres derrotas consecutivas: las elecciones presidenciales donde se midió Chávez con Capriles; las regionales en las que Falcón derrotó a Luis Reyes Reyes; y las presidenciales, donde igualmente no pudo mantenerse en pie Maduro.
Quienes han venido observando la situación política, en esta campaña tienen que restearse los aspirantes porque el candidato de oposición a la alcaldía, Alfredo Ramos, reside en Juan de Villegas.
