Ni Bolívar nos salva…

Venezuela naturalmente, así por obra de la naturaleza, está dotada en exceso de absolutamente todo lo que necesita una nación para vivir de manera envidiada por el resto del mundo, sin embargo, el venezolano hoy día vive acorralado por  adversidades que solo son persistentes en países pobres, sin recursos; inseguridad, escasez, falta de empleo formal y servicios públicos agonizantes…
La interrogante obvia es ¿por qué? Son innumerables las causas, pero lo predominante es que los habitantes de éste edén devaluado son incapaces de creer que se puede vivir mejor… existe una especie de exigua autoestima que nos obliga a conformarnos con tal y podamos subsistir. La adoración a los gobernantes no ha llevado de ser una raza libertaria a una raza domada por éstos, una consecución de pésimas gestiones públicas de más de 30 años nos ha inculcado la resignación “el que viene será peor” y con eso castramos la posibilidad de una mejor calidad de vida, ya nos acostumbramos culturalmente a calles sucias, llenas de huecos, transporte de cacharras ambulantes, mercados populares focos de contaminación, “matraqueo” por parte de autoridades, a mendigar salud en hospitales, a la denigrante inflación, a suplicar poder hablar con cualquier gobernante y un largo etcétera.
Graves errores forjaron una gran masa humilde, necesitada, probablemente la más afectada por estas patologías mentales, que teme perder lo poco que puedan estar recibiendo a través de ayudas públicas, y sí, recalcamos la frase “lo poco” porque todo lo que sea por vía de ayudas gubernamentales será poco en comparación a lo que se puede lograr por esfuerzo propio, ahí está la clave.
La política es sencilla ¡lo es! basta que los habitantes de un municipio, de un estado o del país comprendan que cada proceso electoral no es un concurso de popularidad sino de cualidades, de gerencia, donde el ganador para poder seguir en el cargo debe mostrar resultados que reflejen mejoramiento en la calidad de vida quienes votamos ¡así de sencillo carajo! Es realmente una extravagancia que Venezuela siendo un país petrolero, en la era donde el barril rompe todas las barreras de precios, tenga a sus habitantes como penitentes nómadas buscando papel toilette, harina, carnes, que los hospitales sean centro de acopios de enfermos, que la delincuencia sea la única actividad realmente lucrativa ¡es risible! De seguir pensando como lo venimos haciendo ni el mismo Bolívar podría libertarnos, porque somos esclavos de nuestra propia mentalidad.