La Academia de Ciencias de los Estados Unidos acaba de publicar un estudio que describe un nuevo fármaco capaz de revertir la pérdida de conexiones neuronales (sinapsis) causada por la enfermedad de Alzheimer.
El Dr. Juan Carlos Piña Crespo, científico larense egresado de la Universidad Centroccidental Lisandro Alvarado, UCLA, quien fuera docente del Decanato de Ciencias Veterinarias, es co-autor del estudio, que fue el resultado de más de cuatros años de trabajo conjunto entre equipos de investigadores dirigidos por los Drs. Steve Heinemann y Stuart Lipton de los Institutos Sanford-Burnham y Salk de California, Estados Unidos.
El alzheimer es una enfermedad hasta el momento incurable, que causa degeneración lenta y progresiva del cerebro (neuro-degeneración), incapacidad física y mental y, eventualmente, la muerte. Sus síntomas más comunes son la pérdida de la memoria y trastornos mentales incapacitantes. Es más frecuente en personas mayores de 60 años, de allí que uno de los factores de riesgo más importantes es la edad avanzada, estimándose entre 7 a 10 años el promedio de vida de una persona diagnosticada con la enfermedad.
Costosa y silenciosa
Ante la ausencia de una cura contra esta terrible enfermedad, el cuidado y tratamiento de pacientes con alzheimer alcanza cifras exorbitantes. En la actualidad, es enorme el efecto negativo del alzheimer sobre la salud y economía de un país, y más aún en países desarrollados.
Para corroborar la anterior apreciación, el Dr. Piña Crespo citó las estadísticas de la Asociación alzheimer de Estados Unidos, según la cual, una persona es diagnosticada con la enfermedad cada 68 segundos, más de cinco millones sufren actualmente la enfermedad y casi medio millón muere anualmente en los Estados Unidos, estimándose el costo total de la enfermedad, tanto a familiares como al Estado, en más de 200.000 millones de dólares.
Advierte que de continuar su actual ritmo de crecimiento, el número de casos de alzheimer se triplicará en los próximos 40 años; lo que amenaza con llevar a la bancarrota el sistema de salud del país.
Sostiene que el rápido crecimiento del alzheimer se debe a factores de riesgo cada vez más comunes en Venezuela, como son: envejecimiento de la población, hipertensión, diabetes, consumo de comida chatarra, obesidad y falta de actividad física y mental. “Me temo que sin una reducción drástica en los factores de riesgo, el alzheimer va a tener el mismo efecto negativo sobre la salud y el bolsillo de todos los venezolanos”, dijo el científico.
Objetivo: proteger las neuronas
El objetivo del equipo con el que trabaja el Dr. Piña Crespo es identificar medicamentos capaces de proteger las neuronas contra la degeneración y muerte neuronal causada por la acumulación excesiva de glutamato; lo que se conoce como terapia neuroprotectiva. El glutamato es un neurotransmisor importante en la función normal del cerebro y en la formación de memorias.
Su uso por parte de la neuronas está bajo estricto control, ya que su acumulación excesiva en el cerebro es tóxica y causa pérdida de conexiones neuronales (sinapsis) y eventualmente muerte de las neuronas. Al efecto neurotóxico del glutamato se le conoce como excitotoxicidad.
En sus comentarios, recuerda el Dr. Piña Crespo que su interés en el efecto neurotóxico del glutamato nació siendo estudiante de la UCLA. “El concepto de excitotoxicidad lo escuché por primera vez de mi mentor el Prof. Nelson Daló, en el Decanato de Ciencias Veterinarias de la UCLA, quien insistía en la importancia de proteger la función del cerebro contra el exceso de glutamato en enfermedades y trastornos neurológicos que alteran o dañan los mecanismos de protección naturales del cerebro. Esa misma idea ha venido guiando nuestro trabajo durante todos estos años; y nos alegra, que luego de más de 20 años, la misma haya empezado a rendir frutos en el tratamiento de una enfermedad tan importante como lo es el alzheimer”, señala.
Al preguntarle cuál ha sido la contribución de este nuevo estudio, el Dr. Piña Crespo explica que en el cerebro, existen células conocidas como astrocitos, que mantienen una relación de soporte y mutuo apoyo con las neuronas.
Al respecto explica que una de las funciones de los astrocitos es reciclar el glutamato e impedir su acumulación excesiva. Este estudio describe como la enfermedad de alzheimer afecta los astrocitos impidiendo que cumplan con su función de protección neuronal. Por el contrario, lo astrocitos afectados por el alzheimer son incapaces de reciclar e inactivar el glutamato y lo descargan en grandes cantidades alrededor de las neuronas causando daño neuronal por excitotoxicidad.
Es por ello que su equipo ha venido tratando de mejorar medicamentos de uso clínico que poseen cierta capacidad neuroprotectora. Uno de ellos es la memantina, conocida en Venezuela bajo diferentes nombres comerciales, la cual se usa actualmente para el tratamiento sintomático del alzheimer, ya que permite un desempeño cognitivo ligeramente mejor, pero no detiene la progresión de la enfermedad. Su relativa baja eficacia se debe a que no puede llegar a su diana en las células nerviosas.
Por ello, explica el investigador, fue necesario modificar la memantina a fin de hacer que se uniera más fuertemente a receptores de glutamato denominados N-metil-D-aspartato (NMDA).
Pero la memantina unida a la nitroglicerina, usada para combatir patologías cardiacas, forma una combinación denominada nitromemantina que detiene el avance de la enfermedad en ratones al evitar, e incluso revertir, la pérdida de conexiones entre las neuronas (sinapsis) que conduce al deterioro cognitivo y de la memoria. La nitroglicerina, es un medicamento vasodilatador usado en la angina de pecho, y parece ser capaz de guiar a la memantina hasta el receptor NMDA. Así la nueva combinación actúa con mucha mayor precisión para detener la cascada neurodegenerativa que tiene lugar en el alzheimer
En modelos animales y en células cerebrales derivadas de células madre humanas, se ha revisado la ruta que conduce al daño sináptico y se ha visto que la proteína amiloides induce la producción de cantidades excesivas de un neurotransmisor denominado glutamato por parte de un tipo de células del cerebro llamadas astrocitos, cuya función normal es la de impedir su excesiva acumulación, que puede resultar tóxica.
Está convencido este científico venezolano que ni la memantina, ni esta nueva versión mejorada, la nitromemantina, actúan sobre las placas amiloides o los ovillos neurofibrilares, característicos de la enfermedad de alzheimer, enfoques que han demostrado tener poco éxito hasta la fecha.
Explica que se centran en el efecto tóxico para el cerebro del exceso de glutamato, que en condiciones normales, es fundamental en la formación de la memoria, y en los receptores a los que se une en las células nerviosas. La nitromemantina podría ser capaz de actuar no sólo en etapas tempranas de la enfermedad, sino también en fases más avanzadas.
Una nueva esperanza
Informa el Dr. Piña Crespo que, según los estudios llevados a cabo por el equipo, la nueva versión del fármaco podría restaurar el funcionamiento de las células nerviosas, incluso con presencia de placas y ovillos neurofibrilares.
Al parecer, indica, la nitromemantina aumenta el número de sinapsis y consigue una vuelta a la normalidad al cabo de unos meses de tratamiento en modelos de ratón con la enfermedad de alzheimer. De hecho, se ha insistido, que el nuevo fármaco comienza a funcionar en cuestión de horas en los roedores.
El científico manifesta que concluidos los estudios en animales, ahora se deben iniciar los ensayos clínicos en los humanos. Advierte que la nitromemantina fue patentada por una pequeña firma biotecnológica de California, llamada Panorama Research Inc, y pasarán varios años antes de que finalmente llegue al mercado, si es que no salen resultados imprevistos, pero tiene a su favor que los dos compuestos que lo forman, la memantina y la nitroglicerina ya han sido, cada uno de ellos, aprobados y ampliamente usados y no hay razones para pensar que la combinaciónsea tóxica.
Necesidad de un diagnóstico temprano
En la gran mayoría de los casos, la causa exacta del alzheimer se desconoce, lo que hace sumamente difícil diseñar curas efectivas contra la misma. En este sentido, el Dr. Piña Crespo considera que el desconocer la causa exacta del alzheimer nos coloca en una situación similar a aquella en la que se encontraba la ciencia médica hace más de un siglo, cuando se desconocía la causa de enfermedades como la tuberculosis y diabetes. Al igual que entonces, el tratamiento actual es principalmente sintomático; es decir, dirigido a reducir los síntomas pero incapaz de atacar la causa de la enfermedad.
Ello explica por qué muchos pacientes muestran mejoría al comienzo del tratamiento pero luego recaen ya que no se logra revertir o detener el avance de la enfermedad.
En opinión de este investigador, se sabe que durante la enfermedad de alzheimer se depositan en las membranas de las neuronas cúmulos de fragmentos proteicos (o péptidos) llamados placas beta amiloides (βA) y se forman ovillos neurofibrilares conocidos en inglés como tangle. Estos van deteriorando las sinapsis neuronales que conducen a la pérdida de la memoria.
En la actualidad -dice- la mayoría de las drogas experimentales busca curar la enfermedad mediante el uso de fármacos que detienen la formación de las placas o ayudan a disolver las mismas; desafortunadamente, esta vía no ha sido exitosa. Admite seguidamente que muchos de estos estudios clínicos han fracasado debido a que los compuestos experimentales resultan ser inefectivos o, en el peor de lo casos, tóxicos para los pacientes.
Confirma el investigador que otro factor que dificulta el tratamiento del alzheimer es la falta de pruebas diagnósticas que permitan su detección temprana. Explica que esta enfermedad pasa por una larga fase silente o pre-sintomática, que le permite establecerse en el cerebro sin que la persona muestre los síntomas típicos de la enfermedad, como la pérdida de la memoria. Así que para el momento en que aparecen los primeros síntomas, la enfermedad ya ha avanzado considerablemente.
Una vez que se diagnostica la enfermedad comienza una carrera contra-reloj, que busca proteger las neuronas que aún están vivas y funcionales, al mismo tiempo que se busca revertir cualquier daño neuronal leve o incipiente; especialmente en neuronas que han empezado a perder sus conexiones sinápticas, que son puntos vitales de comunicación entre las neuronas. Es a este nivel que se concentran las investigaciones que actualmente lleva a cabo este científico larense, oriundo de Carora.