Los asesinatos de mujeres y el reciente homicidio en el municipio Jiménez de una niña de siete años, quien fue violada además por un joven que profirió vengarse con uno de los familiares de una muchacha que había roto sus relaciones amorosas, nuevamente ha llenado de preocupación a la población larense
Porque, hasta hace pocos años, el estado Lara era una de las entidades federales más apacibles y en el medio rural no había hecho su aparición las drogas, que constituye un fenómeno rutinario hoy día.
Al respecto el Dr. Ramón Pérez Linárez, conocido profesional del Derecho y exjuez penal, dice que una persona que ha cometido un delito como el de la niña tienen como característica el ensañamiento más cruel de la violencia.
Delitos como éste son castigados con penas altísimas y tienen una jurisdicción especial, explica. Hay una fiscalía especializada para cuando las víctimas son menores de edad.
Generalmente estos delitos, tienen un origen pasional, los autores están rodeados de alguna anomalía siquiátrica. Y, por supuesto, son totalmente repudiados por la sociedad.
La ley, incluso, prohíbe darle beneficios procesales y penales a los criminales que incurren en estos hechos.
Conviene señalar que nuestra sociedad está enmarcada en una ola de violencia que se ha profundizado en los últimos años.
La violencia, según han determinado los especialistas en la conducta humana, es producto de frustraciones del individuo.
Éste reacciona de una manera drástica ante situaciones que no sabe analizar, ni mucho menos enfrentar.
Generalmente, en este tipo de violencia juega un papel importante el ambiente social donde el sujeto se desenvuelve.
Porque sectores de la sociedad altamente violentos van a generar una violencia extrema.
En hogares donde el padre o la madre ejercen violencia, ya sea sobre la pareja o contra los hijos, hacen que el individuo que viva en este ambiente también termine siendo violento, porque es una forma de poder surgir dentro de ese grupo.
Los autores de delitos como el homicidio y la violación a un menor, como es el caso al cual se hace referencia, deben ser estudiados desde el punto de vista siquiátrico y sicológico, porque están envueltos en una serie de situaciones sociales, sicosociales, ambientales.
Por otra parte, en nuestra sociedad se ha desarrollado un alto índice de violencia por una serie de circunstancias que agravan el problema..
La primera de ellas es la falta de castigo o, en otras palabras, la seguridad con que quien comete un delito no será sometido a penas, ya que según la propia fiscal general del Ministerio Público, más del 90 por ciento de los hechos criminales no son investigados y, por supuesto, quienes incurrieron en delitos gozan de completa libertad.
La sociedad está revestida de violencia. De esta forma se reacciona ante todo: peleas callejeras, disparos a diestra y siniestra por parte de elementos armados ilegalmente, asesinatos a sangre fría. Porque lo que frena a una sociedad, para frenar los actos violentos, es la seguridad del castigo más que las penas.
Sin iniciarse juicio
El exdiputado del Consejo Legislativo, Víctor Martínez, una vez más estuvo ayer en el Palacio de Justicia tratando de lograr que le dejaran leer el expediente sobre el asesinato de su hijo, Mijail Martínez, ocurrido el 26 de noviembre de 2009.
Me preocupa, dijo, que haya pasado casi tres años que apresaron a dos de los sicarios y todavía no haya comenzado el juicio.
Unas veces porque los individuos no asisten a la audiencia y otras debido a que no hay actuación de los tribunales, por causas diferentes.
Extraoficialmente han circulado informaciones sobre los mencionados sujetos. Se dice que Jean Carlos Pérez, quien tiene en su haber varios asesinatos y que fue uno de los señalados de haber disparado contra mi hijo, lolgró evadirse del penal de Maracaibo; pero, yo creo que esa fuga fue planificada por quienes tienen interés en que no se castigue a los asesinos. De igual forma se dice que mediante la operación Cayapa quedó en libertad el otro sicario, de apellido Carucí.
Es por eso que nuevamente pido justicia.