Al menos tres impactos de balas recibió Wilmer Antonio Ramírez, de 61 años, quien se resistió al robo de su vehículo, por lo que se enfrentó a tiros con los delincuentes y según algunos testigos, habría herido a uno de ellos. Finalmente no lograron llevarse el carro pero sí el arma de fuego.
“Venezuela es un país rico pero de sangre. Esto es parte de la inseguridad que vivimos a diario y el Gobierno no ha tenido la voluntad política para solucionar el problema”, lo aseguró Antonio José Virgüez, padre del infortunado hombre que perdió la vida dos horas después que recibió los tiros y tras una intervención quirúrgica para intentar salvarlo.
Virgüez estaba sentado afuera de la morgue del Hospital Central Antonio María Pineda, lleno de ira, resentido por la pérdida de uno de sus siete hijos, a manos del hampa. El hombre narró que la víctima estaba ayer en la calle 54 entre 13B y 13C de Barrio Nuevo, a las 7:50 am aproximadamente, pues iba a buscar a su mamá para llevarla al control médico. Él vivía en la urbanización Sucre.
Al parecer, tres sujetos a bordo de un carro lo interceptaron para robarle el vehículo Ford Fiesta Power, de color azul, pero Ramírez sacó el arma de fuego que portaba e iniciaron un intercambio de tiros, donde lamentablemente quien salió gravemente herido fue él. De inmediato sus familiares lo llevaron a la emergencia del Hcamp y a las horas falleció.
El armamento que el occiso portaba fue lo único que se llevaron. Según los familiares, él andaba armado debido a que en sus tiempos libres también trabajaba en el ramo del transporte como taxista y por medidas de seguridad lo llevaba consigo.
“Era un hombre bueno, trabajador, dedicado a su familia pero ya no se está seguro en ninguna parte. Barrio Nuevo era tranquilo, ahora es una zona roja”, dijo Armando Vásquez, un amigo de la familia que se encontraba en el lugar del suceso.
Wilmer Antonio era técnico en traumatología y era uno de los encargados de colocar los yesos en el Hospital Central de Barquisimeto. Sus amigos y allegados estaban conmocionados, al igual que sus tres hijas. El progenitor del fallecido, aseveró no creer en la justicia venezolana “porque aquí no hay gobierno. Aquí lo que hacen es soltar malandros”.