“Definitivamente, el sector Salud en Venezuela actualmente exige un proceso de reforma en sus dimensiones organizativas-institucionales, financieras, legales y éticas, a fin de convertirlo en un sector moderno, eficiente y solidario”, así lo destaca el doctor René Rivas en su condición de docente de postgrado Decanato Ciencias de la Salud de la Universidad Centroccidental Lisandro Alvarado.
Rivas, quien es además médico adjunto a la emergencia del Hospital Central Antonio María Pineda, insiste que desde hace mucho tiempo el serio problema que afronta la administración de la salud, “en un país que lo tiene todo para evitarlo, en donde ha habido un serio descuido por parte de los gobiernos, que no le han prestado el interés que ello requiere y los que sufren las consecuencias, son sus habitantes, quienes no tienen garantía de buenos servicios por ausencia de hospitales públicos bien organizados y equipados.
El galeno habla de las fallas en los aspectos de gestión en conexión con tres grandes tareas, primero la ausencia de supervisión con la responsabilidad de acrecentar el rendimiento de otros, la inadecuada distribución de recursos materiales y humanos para producir altos niveles de productividad y como tercero, la burocracia y centralización en la toma de decisiones.
Durante su exposición de motivos sobre lo que considera graves fallas en la administración de salud en toda la Nación, dice que existe un “déficit de la cobertura de los servicios por el insuficiente alcance de los programas y servicios de atención médico-hospitalarios. Además, el subsistema de salud, dentro del Sistema de Seguridad Social, no pasa de ser un proyecto complejo y suspendido en el tiempo.
Pero hay otro punto importante, el doctor René Rivas afirma que “la gerencia de los centros de salud está concentrada en manos de los mismos médicos quienes, en muchos casos, desconocen procesos y herramientas administrativas”.
Directrices centrales
Uno de los puntos de la política nacional en la décadas de los años 1990 fue la descentralización de los sistemas, pasar a los estados la administración de recursos de acuerdo con las necesidades de cada uno, sin embargo en la nueva administración política nacional, ahora todos los servicios están centralizados y la salud no escapa a esto.
“La administración de la salud, en el sector público está centralizada en el gobierno nacional y aun cuando, se ha desarrollado la descentralización para minimizar las funciones y tareas del Estado en relación con este aspecto, no se ha logrado otorgar la autonomía presupuestaria, gerencial y el manejo total de recursos a los centros descentralizados”, destaca Rivas.
A su consideración, “la pirámide de la mano de la obra sanitaria está invertida, existe una gran proporción de especialistas clínicos y quirúrgicos en relación con los médicos de familia y generalistas, una gran cantidad de médicos en relación con las enfermeras y resto del equipo de salud”.
Sobre las instalaciones públicas, advierte que el personal calificado está distribuido de forma desigual en todo el país, con una gran proporción de las instalaciones y el personal concentrados en el área metropolitana de Caracas.
Causas
Rivas dice que las instituciones públicas del Estado venezolano atraviesan por una profunda crisis que abarca un complejo de factores. Esta crisis se caracteriza fundamentalmente por “la desarticulación institucional y programática. Está determinada principalmente por la ausencia de coordinación entre los diferentes entes prestadores de servicios de salud”.
Aunque aclara que en Venezuela “existen más de cincuenta instituciones proveedoras de servicios de salud en el sector público, siendo las más importantes y agravadas por la crisis del sector; el Ministerio del Poder Popular para la Salud (anteriormente llamado Ministerio de Salud y Asistencia Social), Barrio Adentro, el Instituto Venezolano de los Seguros Sociales, el Instituto de Previsión y Asistencia Social del Ministerio de Educación y la Gobernación del Distrito Federal, así como ciertos Estados quienes tienen bajo su tutela la Administración, por ejemplo: Lara”.
Habla de “un inadecuado modelo de atención de salud. La prestación de los servicios se basa todavía en formas organizativas implantadas en la década de los cincuenta, cuando tuvo su fase de consolidación el Ministerio de Sanidad y Asistencia Social. Un inadecuado sistema gerencial, el cual básicamente se distingue por su excesiva centralización, verticalidad y escasa participación institucional y social en el proceso de toma de decisiones”.
Insiste en un “inadecuado modelo de financiamiento y gestión financiera, que se evidencia en una crisis fiscal del sector, en una irracional composición del gasto, una formulación presupuestaria histórica desvinculada del volumen, de la calidad de los servicios y del impacto en salud, así mismo una anarquía en la generación de fuentes alternativas de financiamiento sin una claridad sobre su posible equidad o inequidad.
Finalmente determina que “el actual gobierno bajo la dirección del presidente Nicolás Maduro debe prestar más atención a la salud, porque su administración, calidad de servicio, atención, deja mucho que decir. Enfermarse en Venezuela es un gran riesgo, considerando su inoperante sistema de salud, su alto costo, aunado además a lo riesgoso de la inatención y adquisición de medicamentos cuyo costos son altísimos y muchas veces inaccesibles para los ciudadanos de clase media, no se diga para la baja”.
Presupuesto
El doctor Rivas, quien además presta sus servicios como coordinador del Servicio de Urgencias del Hospital Internacional, destaca una serie de cuestionamientos sobre el presupuesto destinados para dotación, pagos de personal y toda la administración de la salud pública.
-El Sistema actual de preparación del presupuesto y de pago a proveedores no fomenta una distribución equitativa de los recursos ni una optimización en el ámbito organizacional en la prestación de los servicios.
-Los servicios hospitalarios y ambulatorios reciben presupuestos basados en los gastos de años anteriores, sin tomar en cuenta los índices inflacionarios y éstos no se ajustan a las necesidades prioritarias del sector salud.
-Se puede deducir en general que se han descuidado muchas inversiones sanitarias eficaces en función de los costos.
-Hay un remuneración injusta. En salud, debe ser de suma importancia considerar la seguridad de los trabajadores, el ambiente laboral, la no discriminación y la justa remuneración de todos sus trabajadores.
-La distribución geográfica del presupuesto muestra signos de desigualdad; varios estados con un gran índice de pobreza reciben bajos niveles de presupuesto per-cápita, al igual que otros con una gran dispersión geográfica.
-En 1997, aproximadamente el 80% del presupuesto del MSDS se destinaba a los salarios, alrededor del 15% a materiales, servicios y reparaciones y menos del 1% a equipos, construcción y mantenimiento, y estos porcentajes no han cambiado mucho en los últimos tiempos.
-Los gastos de personal impiden la adquisición de insumos, dejando poco dinero para mantenimiento, equipos, medicamentos, y otros suministros.