La sede del Teatro Profesional de Lara ubicada en la carrera 16 con calle 24, se cae a pedazos desde hace varios años ante la mirada indiferente de las autoridades gubernamentales y los órganos rectores de la cultura en el estado Lara.
En una visita al inmueble, reporteros de EL IMPULSO constataron que este patrimonio edificado en el cual convivió la familia Garmendia, se está desmoronando progresivamente. La realidad es que el Teatro Profesional de Lara no tiene sede propia y nadie se ha ocupado de darle curso a esa carencia. Asimismo, no se valora la infraestructura del casco histórico de Barquisimeto.
Desde hace 22 años, el TPL funciona en la vieja casona, donde más de 200 alumnos y seis docentes hacen vida, sin mencionar los otros grupos de teatro que ensayan en el lugar, exponiendo sus vidas y la de los espectadores que se dan cita en la deteriorada y olvidada infraestructura.
Si bien la institución está registrada en el Sistema Nacional de Culturas Populares, de nada han servido los informes del cuerpo de bomberos ni las diferentes misivas que han hecho llegar los encargados del teatro a la Alcaldía de Iribarren, Corpolara y Ministerio para la Cultura.
Hace un año, uno de los techos comenzó a ceder y hace algunos días el deterioro continuó porque la caña brava continúa desprendiéndose. Cada vez que llueve la infraestructura colapsa, incluso los temblores han afectado el recinto donde funciona el elenco de actores más importante de la ciudad, con amplia trayectoria y representantes en múltiples festivales.