Haciendo fila en un mercado de Caracas, Juan cuenta unos billetes arrugados para pagar un cartón de huevos y harina de las arepas; pollo no encontró.
«Todo está por las nubes», refunfuña, harto de lidiar con una inflación recórd de 29% en lo que va de año.
En las colas de los abastecedores, los venezolanos suelen perder su buen humor. «Esto está horrible. ¿Cómo un país petrolero depende tanto de lo importado? Aquí no se produce un carajo», dice este sesentón, que se gana la vida pintando retratos y paisajes en el barrio Guarataro.
Su malestar, dice a la AFP, «no es para menos». Venezuela acumula 29% de inflación en los primeros siete meses del año, la mayor de Latinoamérica, tras aumentar 3,2% en julio, con un índice de escasez de productos en 19,4%, según el Banco Central.
«Le pega a todos»
Comprando verduras en el este de Caracas, Marina López, de 50 años, se queja con elocuencia: «Todo está muy caro. Uno tiene que hacer milagros. Los sueldos subieron por la escalera y los productos se fueron por el ascensor. Si seguimos así voy a tener que sembrar en la terraza del edificio para poder comer».
«La inflación nos ha pegado muchísimo. Gasto el doble o más, si comparo con enero. Ya uno no puede salirse de lo habitual o darse gustos», dice Carolina Pacheco, un ama de casa de 35 años.
Carolina hace cuentas: en julio el mercado para 15 días, para su familia de cuatro miembros, le salió en 4.000 bolívares y, dice, no compró ni carne ni productos de limpieza. En enero, su compra era de 3.000 bolívares, si conseguía todo.
Con el aumento escalonado que autorizó el presidente Nicolás Maduro, el salario mínimo ronda los 2.460 bolívares y subirá en septiembre a 2.700.
Desde junio de 2013 la canasta alimentaria cuesta 2.737 bolívares, según el Instituto Nacional de Estadística. El Centro Nacional de Documentación y Analisis Social (no oficial) la valora en 5.445 bolívares.
«Esto le pega a todos. El gobierno tiene que frenar esto», dice Pedro Vargas, un obrero que gasta 3.000 bolívares al mes para su familia de cuatro miembros.
El gobierno culpa de la escasez y la inflación, que se aceleró tras una devaluación del bolívar en febrero de 4,3 a 6,3 por dólar, a especuladores que acaparan bienes para desestabilizarlo.
Economistas como Asdrúbal Oliveros, de Econoanalítica, citan como causas de la inflación la baja producción, las expropiaciones, el tipo de cambio artificial y la escasez de divisas, que promueve un mercado paralelo en el que la cotización del dólar se quintuplica.
«Esta es la peor inflación del gobierno chavista», desde 1999, aseguró a la AFP.
Economía revolucionaria
Para amortiguar el golpe al bolsillo, desde hace años, el gobierno chavista, que aspira a reducir la inflación a un solo dígito en 2014, regula el precio de alimentos básicos como el arroz, la carne, la leche, el pollo, el azúcar, el café y la «harina Pan», indispensable en la cocina venezolana para hacer las arepas.
También están los llamados Mercal, mercados de alimentos subsidiados que organiza el gobierno en todo el país, una de las misiones sociales que creó Chávez con el financiamiento de la renta petrolera.
«Algo rasguño para llevar a la casa porque aquí es más barato. En otro lado se compra el cartón de 12 huevos a 35 y aquí a 28 o menos», comentó Justo Buenaver, un vigilante de 58 años, chavista de corazón, a la salida de un Mercal en una zona popular del centro de Caracas.
Gabriela de Goitía, de 73 años, compró más barato pero lamenta que fue «a buscar pollo y azúcar y no hay». «La vida está difícil», subrayó.
Seis de cada diez venezolanos consideran que la situación económica es negativa, según la encuestadora Datanálisis, presidida por Luis Vicente León quien califica la inflación como el «pico del iceberg».
Para Lucy, una coqueta chavista que viste una camisa del Che Guevara en su compra en unMercal, «Maduro está cada día mejor y si estuviera la oposición nos moriríamos de hambre». Juan, con el ceño fruncido, afirma que «Chávez siquiera controlaba la situación, pero Maduro no controla nada».