78. Las iglesias de la ciudad tenían sus cantantes: Luis Rafael Falcón en la iglesia de la Concepción, Rafael María Ponte en la de San José donde ocasionalmente cantaba Adolfo Gómez, Rafael Soteldo en la Catedral.
79. Los muchachos hacían excursiones a varios sitios cercanos a Barquisimeto: Tabure, Moyetones, Macuto, Santa Rosa, Rio Turbio, Cerro Gordo. “Poz allí nos íbamos… en busca de semerucos, del fruto de los tunales en especial `los buches; o más hacia el oeste, para recoger cubitos de galena en las sabanas y montículos de Carorita…”
80. En diciembre la Mavare recorría las calles tocando buena parte de su rico y melodioso repertorio. Hacía mucho frío, en los altosanos de las iglesias se disparaban juegos artificiales por Pedro Pérez, se iba a la misa, se oía música y luego se armaban los paseos de muchachas y muchachos en los alrededores de la ciudad.
81. El poeta yaracuyano Edgar Jaime Abreu, residenciado en Barquisimeto, tenía en su casa un limonero y vendía una marusa llena de limones por un cuartillo.
82. La ropa de los barquisimetanos era de fabricación local. Conchita Guédez políticamente mochera, hacía camisas de alta calidad; otra costurera era la señorita Aracelis Contreras especializada en todo tipo de traje femenino; en la calle del cuartel (carrera 15) trabajaba una costurera en ropa para hombres, especialmente ropa interior, camisetas y calzoncillos. En el taller de costura de Rita de Ramos, ropa para damas elegantes, alta costura se dice ahora. Costurera también fue Carmen de Camacho.
83. Los feligreses tenían bancos propios en las iglesias que cuando eran ocupados por quienes no eran los dueños, ocasionaban algunos conflictos. En cada banco aparecía el nombre de la familia propietaria: Guevara, Silveira, Castillo, Pineda, Prado, Galíndez, Ramírez, Giménez, Gómez, Alvarado, Ruíz, Ramos, García.
84. Los hermanos lasallistas Juan y Luciano “colaboraron estrechamente con el Ingeniero Contreaux en la edificación de las obras que en la capital de Lara ejecutó Eustoquio Gómez: edificio para la casa de Gómez, nuevo acueducto, Parque Ayacucho, erección del monumento ecuestre al Libertador en lo que antes fue la Plaza Miranda”.
85. Pianistas que se hicieron en el colegio La Salle: Rafael María Ponte, Germán Ponte Herice, Miguel Franco Palacios; violinistas: Arturo Ramos Maggi, Rafael Miguel López, Virgilio Soteldo, hijo.
86. El padre de Venegas Filardo enfermó de beriberi y fue curado por el doctor Lisandro Alvarado, dándole de tomar guarapo de papelón con mucho limón, jugo de naranja, jugo de carne asada con caldo de hueso de rodilla. Al mejorar lo envió a Duaca de donde vino completamente curado.
87. La Veragacha, Isidra, era blanca, alta, de cara redonda y ojos negros extremadamente abiertos, siempre llevaba en la mano un pedazo de caña brava se decía que fue maltratada en las revueltas de fines del siglo XIX y por tal motivo enloqueció. Vestía siempre con ropa muy limpia y descalza. “sus dedos se le abrían en los pies como abanico”.
88. Guachirongo usaba un saco de casimir de color indefinido “debajo del cual a menudo no llevaba más nada”.
“Guachirongo de mis amores”, era el grito que los muchachos o muchachas le dedicaban.
Nicolás Vizcaya escribía un discurso para los días de carnaval el cual leía en alta voz en sitios públicos.
89. Clorinda Planas, posiblemente de Yaritagua, fue en su juventud mujer valerosa y audaz que durante las guerras civiles escondió y salvó a muchos perseguidos políticos. Hacendosa y servicial, fue dueña de un hotel. Sirvió a muchos pero al morir, en su tumba hubo sólo una corona de siemprevivas elaboradas por la madre del Dr. Venegas Filardo.
90. El Dr. Pascual Venegas Filardo, nació en Barquisimeto el 25 de marzo de 1911. Poeta, crítico, ensayista. Economista graduado en la UCV, institución de la cual fue catedrático.
Se inició en el periodismo en 1933 en “El Impulso” de Barquisimeto y desde 1937 trabajó en “El Universal” en Caracas hasta su fallecimiento. Miembro de varias Academias y laureado con diversos premios nacionales.
El doctor Venegas, después de una fructífera vida dedicada a la creación literaria a la docencia universitaria, al estudio de la realidad geo-económica del país, a la crítica literaria, al periodismo cultural, a la difusión de la poesía venezolana en el mundo de habla hispana, a la promoción de generaciones y generaciones de escritores del país, murió en Caracas el 4 de junio de 2003 a los 92 años de edad.
¡Honor a su ilustre memoria!.
Cronista del Municipio Iribarren