Uno de los principales problemas agobiantes para los habitantes de la mayoría de comunidades en el municipio Palavecino es la acumulación de basura.
Este grave mal de salubridad pública lo están padeciendo justamente los residentes de la urbanización El Trigal, parroquia José Gregorio Bastidas, de la mencionada localidad.
Desde hace más de un mes la irregularidad en el retraso del camión recolector de desechos sólidos constituye hoy día cerros de bolsas negras y pipotes amontonados uno sobre otro en plena calle, repletos de basura.
En el recuerdo de los usuarios de El Trigal quedó que el servicio de aseo urbano de Palavecino pasaba los días lunes, miércoles y viernes, pero sus memorias no olvidan la obligación de cancelar a través del recibo de electricidad un servicio del que no se benefician.
En todo el trayecto de la avenida El Placer que comprende la urbanización El Trigal, decenas de rumas de basura tiradas sobre las aceras y sobre la isla de esta arteria vial muestra una señal de desidia que el alcalde Richard Coroba no ha tenido voluntad para resolver durante estos cuatro años de gestión como primer mandatario local de Palavecino.
Como elemento agregado al problema destacan fuertes hedores frente a las casas donde están depositados los desperdicios, los cuales también emanan hacia la avenida El Placer y son percibidos por los conductores desde los vehículos que circulan por el lugar con los vidrios bajados.
Se trata de toneladas de basura que retratan la escena de un vertedero público dentro de una ciudad, solo que a diferencia de esta estructura legalmente establecida, el de El Trigal no posee ningún mecanismo de control sanitario, resultando peor para la salud de niños y personas de la tercera edad porque son fuentes directas de ratones, moscas y cucarachas.
Los kilos de basura serán mayores en el transcurso de las horas, si la irregularidad persiste, y mayor será también el grado de contaminación en la zona, lo cual perjudicará a familias de este conglomerado si llegaran a enfermarse, ya que no encontrarían insumos para la cura de sus padecimientos en los dispensarios de salud, igualmente desasistidos por las autoridades gubernamentales.
No llega el asfalto
La calle transversal 7, de la urbanización El Trigal, por donde transita el transporte público de pasajeros, tiene más huecos que asfalto.
Pericias hacen a diario los choferes de las rutas 11, 20, Milenio y rapiditos que pasan por esta vía para no caer en los gigantescos cráteres, evitando dañar los trenes delanteros de las unidades.
Pese a que esta es la calle que permite el acceso al urbanismo tiene huecos que prácticamente igualan su tamaño.
Los moradores aseguraron que Coroba se olvidó de atender las comunidades de Palavecino, en materia de vialidad y ornato, ya que la isla de la avenida El Placer está llena de monte, escombros y basura.