Investigadores estadounidenses anunciaron esperanzadores resultados de ensayos clínicos sin precedentes de una vacuna contra la malaria, una enfermedad parasitaria que causa 600.000 muertes al año, la mayoría niños pequeños en el África subsahariana.
La vacuna fabricada a partir de parásitos responsables del Plasmodium falciparum, una infección transmitida por la hembra del mosquito Anopheles, permitió obtener hasta 100% de protección en seis de nueve adultos que recibieron las más alta dosis. Para este ensayo de fase 1 participaron 40 personas de entre 20 y 44 años.
“Aunque todavía estamos en las primeras etapas de desarrollo, creemos que esta vacuna permitirá eliminar la malaria”, dijo Stephen Hoffman, presidente director de Sanaria, el laboratorio que dirige la investigación. La pesquisa es financiada por el Instituto Nacional de Alergias y Enfermedades Infecciosas (NIAD), el Naval Medical Center y otras organizaciones en Estados Unidos, Europa y África.
“Los científicos están tratando de producir una vacuna contra la malaria desde hace 30 años y estos resultados demuestran que tenemos una vacuna segura, inyectable y que puede salvar millones de vidas”, dijo. Aunque reconoció el nivel de protección sin precedentes, Anthony Fauci, director del NIAD, se mostró sin embargo cauteloso debido al pequeño número de participantes en la prueba. “El tipo de protección es impresionante, pero el número de individuos investigados es relativamente pequeño”, dijo a la AFP.
“Todavía tenemos que demostrar que la inmunización es durable y eficaz contra múltiples variantes del Plasmodium falciparum”, agregó.
Con este fin, el equipo de investigación pronto realizará pequeños ensayos clínicos en África, Alemania y Estados Unidos. También probarán diferentes frecuencias de vacunación con el objetivo de lograr una protección del 100% con menos de cinco dosis de la vacuna. Fauci también señaló que la producción a gran escala de la vacuna podría ser costosa y problemática. Sanaria deberá acelerar el proceso de extracción de los parásitos de las glándulas salivales de los mosquitos, que hoy implica que 12 a 15 técnicos diseccionen unos 150 de estos insectos por hora. Sanaria ya está trabajando con la Escuela de Ingeniería de la Universidad de Harvard para automatizar ese proceso. Otra dificultad es que la vacuna debe ser almacenada en nitrógeno líquido, algo que podría ser un problema en los países en desarrollo.
Por último, poner inyecciones a niños cuyas venas son difíciles de encontrar podría complicar una campaña de vacunación a gran escala, según los investigadores.
Actualmente la vacuna más avanzada contra la malaria es la “RTS, S”, desarrollada por la ONG PATH, la compañía farmacéutica británica GlaxoSmithKline y la Fundación Gates. Ha sido objeto de un ensayo clínico de fase 3, cuyos resultados fueron publicados en 2012, el último paso antes de la potencial luz verde para su comercialización.
Pero esta vacuna sólo permite proteger el 31% de los bebés y el 56% de los niños.