Se acaba el espacio para expandirse: Barquisimeto está en una encrucijada

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La ciudad de Barquisimeto parece haber agotado el espacio horizontal de su territorio para expandirse, a excepción de la parte norte y noreste de la capital larense, donde las condiciones que proporciona a nivel de servicios, no son los ideales para fomentar la construcción.

Así lo piensan diferentes especialistas en esta materia, que han representado el sector inmobiliario y habitacional de la ciudad, y quienes dieron sus impresiones acerca de la actualidad en materia de construcción de la ciudad más importante del estado.

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Según sus opiniones calificadas, la meseta de Barquisimeto no puede crecer hacia el sur porque ya ha tocado las inmediaciones del río Turbio, que representa el pulmón vegetal de la ciudad; al oeste, se encuentran las zonas industriales y las prohibiciones que impone el Proyecto de Desarrollo Urbano Local (PDUL); al este, tiene los límites con el municipio Palavecino y el estado Yaracuy, además de la falta de existencia de los servicios básicos para el desarrollo de las construcciones habitacionales. Por descarte, y como única opción horizontal, está el norte y noreste de la ciudad, que tampoco está absuelta de sus limitantes.

Francisco Mendoza, presidente de la Cámara de la Construcción en el estado Lara, explicó que esta zona de la ciudad de Barquisimeto representa un desafió para las construcciones habitacionales debido a la característica geológica que está compuesto su suelo. “Hay arcilla expansiva que, al abrir un hueco propio de la construcción y entrar en contacto con el agua, se expande y es quebradiza”, indicó, por lo que representaría un problema para los desarrollos habitacionales que, de solventarlos, significarían una mayor inversión.

Además de este contratiempo, Mendoza indicó que para esa zona no existen servicios necesarios que permitan ese desarrollo. “Hay agua salobre, que requiere muchos tratamientos para que pueda ser consumida por la población, lo que se traduce en más costos para el Estado. No hay cloacas, por ende la solución sería pozos sépticos y lagunas de oxidación, que a lo largo -explica Mendoza- representaría focos de contaminación”. A su vez, la energía eléctrica debe garantizarse para una explosión de desarrollo para esa zona, “sería necesario la creación de subestaciones, lo que representaría un costo importante”.

A esto se le agrega el problema de transporte que reina en la ciudad y que se agudiza para este sector, cuyas condiciones viales tienen un mayor déficit por la falta de canales alternos a la vía principal que conecta la intercomunal de la capital de Crespo con la capital larense, “aunque el PDUL prevé que el crecimiento de la ciudad para esa zona, se necesita garantizarle todos los servicios a los ciudadanos, además del trabajo. No se puede pretender en el desarrollo habitacional con cuatro paredes y un techo”, expresó.

Por su parte, Shoymei Lau, presidenta de la Cámara Inmobiliaria, coincide con Mendoza en el espacio con el que cuenta la ciudad para expandirse. “Es la única forma para crecer, allá están haciendo unos edificios por parte de la Gran Misión Vivienda Venezuela”, indicó, “pero crearán un problema más grave: el tránsito vehicular”, prevé Lau. Según sus estudios, un aproximado de 4.300 apartamentos, que aumentarán la densidad de esa zona en un millón 300 mil personas, estarán ubicadas en la zona norte cuando la construcción de ese complejo habitacional desarrollado por el Estado finalice, “¿por dónde van a pasar?”, se pregunta la representante de los inmuebles, toda vez que las condiciones de tránsito y transporte son deficientes.

Para finalizar, Mendoza indicó que, una solución al problema que se presenta en la ciudad, sería abandonar el crecimiento horizontal y enfocarse en el crecimiento vertical que, además de solventar el déficit de espacio, condensaría los gastos que se generan en la construcción, la compra de tuberías, el movimiento de tierras; a su vez, aglomeraría la mayor cantidad de personas en un espacio limitado, lo que beneficiaría en temas de inseguridad, transporte, y servicios básicos.

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Permisología: piedra de tranca

Por su parte, Mendoza explicó de forma detallada todo lo que se debe tomar en cuenta para desarrollar complejos habitacionales por parte de quienes representan el sector que el preside. En primer lugar, el PDUL representa el instrumento que explica dónde y qué tipo de construcciones se pueden desarrollar en las áreas de la ciudad, se traduce en la zonificación de la construcción. Una vez identificado el tipo de construcción, así como el lugar, hay que definir las garantías de los servicios básicos que se deben prestar; la cual se gestiona con cada uno de los organismos que representan al Estado y son inherentes al desarrollo de una obra.

En el caso de Lara, se le entrega un informe proveniente del Ministerio de Sanidad y Desarrollo Social a Hidrolara, para especificar la cantidad de agua necesaria para que se lleve adelante la obra. A su vez, Corpoelec debe garantizar que la demanda de energía eléctrica será cubierta, al mismo tiempo que se gestiona la permisología con el Ministerio de Ambiente sobre la afectación del territorio, los movimientos de tierra y cumplir con los parámetros ambientales y de transporte. A la Guardia Nacional Bolivariana se le solicita el permiso para la deforestación y la arborización del conjunto residencial y, si fuese el caso, un último permiso a PDVSA por las tuberías de gas que pudiesen atravesar el complejo.

Todo lo descrito anteriormente, supone que el desarrollo habitacional se tarde alrededor de año y medio en conseguir todos los recaudos necesarios para el inicio de la obra, “en oportunidades, cuando culminas de reunir todos los requisitos, el primero que gestionaste ya se venció”, explica Mendoza, por lo que quienes llevan adelante estas obras vuelven a iniciar el proceso, al menos de los caducados.

Estos compromisos que se deben cumplir, obligan a quienes construyen, a tener el terreno donde se desarrollará la obra libre de cualquier riesgo a perderse y, además, al menos el 30% del dinero necesario para la inversión. El resto sería costeado a través del financiamiento bancario. En números, estas condiciones significan una reducción del 45% del desarrollo de los complejos habitacionales en lo que va de año. Según explica Mendoza, esta reducción se evidencia en la falta de oferta que existe en el mercado, “los proyectos que se están terminando son del año anterior”.

Para finalizar, el presidente de la cámara recordó la falta de materiales que existe en el mercado, lo que entorpece aún más el desarrollo de las obras.

 

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