Las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia aseguraron el sábado no estar desmoralizadas ni derrotadas, contrariamente a lo que afirmó el jefe del ejército colombiano, general Sergio Mantilla, y lamentaron que el gobierno colombiano no acepte un cese al fuego bilateral mientras se adelanta el diálogo de paz.
En Bogotá, el presidente Juan Manuel Santos escribió el sábado en su cuenta de Twitter: “Gracias a trabajo conjunto de (at)FuerzaAereaCol y (at)Col_Ejercito fue neutralizado alias `Zeplin’ cabecilla del frente occidental de las Farc», escribó el mandatario.
Más tarde, la III División del Ejército informó que el rebelde fue muerto el viernes en inmediaciones del municipio de Balboa, a unos 440 kilómetros al suroeste de Bogotá. Dijo que también murió su jefe de seguridas alias Miller. No hubo mayores detalles ni los nombres de los guerrilleros.
En La Habana, el dirigente rebelde Iván Márquez, cuyo nombre legal es Luciano Arango, aludió a las declaraciones del jefe del ejército.
“Lo planteado por Mantilla no ayuda, no genera un ambiente ni contribuye a los esfuerzos que debemos hacer todos por la paz de Colombia» expresó Iván Márquez a la prensa antes de una sesión de trabajo en la capital cubana.
Márquez leyó un comunicado en respuesta a lo afirmado por el general Mantilla, quien recientemente declaró a medios colombianos que «la guerra se va a acabar por las buenas o por las malas».
“En esos términos no podemos permitir que hable la soberbia, porque los conflictos pueden llegar a su fin a través de la solución política, en una mesa de diálogo», agregó Márquez.
“Una guerrilla que ha resistido la asimetría en número y tecnología, (y) la ofensiva contrainsurgente más grande que haya conocido la historia de América, no puede ser una guerrilla desmoralizada», dijo el jefe guerrillero, y añadió que en 44 años de lucha, los rebeldes no han sido derrotados. Respondió así a lo declarado por Mantilla, que dijo que «quizás (en) dos o tres (años), las Farc van a perder la guerra, estratégicamente la tienen perdida».
La guerrilla y el gobierno del presidente Santos terminaron un ciclo de trabajo durante el cual discutieron el segundo punto sobre la participación política. En la mesa se discute una agenda inicialmente pactada que incluye seis puntos. Después de seis meses, el primero concluyó con un acuerdo general sobre temas agrarios.
Márquez abogó por un cese al fuego durante el diálogo de paz. “Lamentamos profundamente todas las muertes en combate. Esto no estaría ocurriendo si el gobierno no hubiese rechazado la tregua bilateral… propuesta por las FARC», apuntó.
Auspiciadas por Cuba y Noruega como países garantes y Venezuela y Chile como acompañantes, las conversaciones podrían ser la oportunidad de Colombia para terminar con un conflicto de cinco décadas.
Creadas a mediados de los 60, la organización guerrillera, según observadores, tiene unos 9.000 hombres en armas.