Basta asomarse por la ventana desde muy temprano y observar personas encorbatadas, uniformadas o casualmente vestidas yendo a sus trabajos, contemplar paradas de buses y metros colmadas antes que salga el sol, porque el venezolano es en esencia trabajador, luchador.
Venezuela es una nación inimaginablemente rica por naturaleza, tanto que solo una de sus bondades, el petróleo, nos ha mantenido los últimos 100 años, abandonando otros sectores como el turismo, la agricultura, la metalmecánica, en fin, la lista es inagotable, sectores que correctamente impulsados darían cada uno muchísimo más fortunas que ese “bendito” mineral. Ahora bien, es realmente sorprendente observar cómo las iniciativas personales, el desarrollo de las cualidades y potencialidades individualidades pueden impulsar el desarrollo de un país, cuántos venezolanos existen con habilidades únicas realmente valiosas, inventores, venezolanos con destreza en el comercio, otros que saben cómo fabricar determinado producto o generar algún servicio, pero que lamentablemente no encuentran apoyo de ningún tipo para poder crecer conforme a sus esfuerzos, conforme a sus sueños.
El día en que el venezolano asuma que desde el esfuerzo propio se puede edificar una vida con muchísima mejor calidad de vida que dependiendo de un sueldo o una ayuda pública éste país no tendrá techo, el bienestar bullirá.
Sin embargo, esa realidad no parece estar tan lejana como antes, los desbarajustes económicos han impulsado la proliferación de negocios familiares, familias que ante el alto costo de la vida reformaron sus casas y ahora son pequeños restaurantes, despachos de comida, pequeños abastos, pequeñas fábricas que comienzan a generar sustentos propios que ayudan a soportar la embestida inflacionaria.
Imagínense que cada uno de nosotros decidiera explotar al máximo nuestras ideas, imagínense la cantidad de bienes y servicios que generaríamos, la cantidad de empleo, de recursos a la nación… es así estimado lector que un país se hace grande. El Estado solo debe velar que estas actividades se hagan conforme a la ley, generar infraestructura, servicios públicos de calidad, así como condiciones de seguridad jurídica y ciudadana que propulsen el desarrollo de estas actividades, sobre todo afincarse en estas dos herramientas para que todo esto sea posible: la educación y el trabajo. Seríamos una nación realmente digna, realmente soberana sin dependencia a las furtivas importaciones, capaz de autoabastecerse.
¿Cómo les parece?
Cómo les parece sí…
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