Observadora y muy acuciosa a la hora de dirigir. No hay detalle de la producción del que no esté pendiente… pero en lo meticulosidad radica el éxito de Mayling Peña como dramaturga, directora y, algunas veces, actriz. Prueba de ello es su nueva pieza Mujeres in top, la cual escribió y dirige.
La obra puede transcurrir en una terraza, un piano bar o un restaurante, donde seis mujeres y dos hombres cuentan sus historias: la dueña del restaurante, la mujer solitaria, la modelo, el ama de casa (casada y con hijos), la empleada (mesonera) con novio y sin novio, el cantante y bailarín transexual y el ejecutivo, convergen en el local y cuentan sus novelas de vida, presentando los conflictos existenciales, en un espectáculo teatral lleno de drama y comedia, perfectamente compatible con el espectador, quien se divertirá al ver reflejada su realidad. La idea es llevarla a varios sitios del país.
Mayling es también docente de Introducción a la actuación en la Escuela Superior de Artes Escénicas Juana Sujo desde 2007, ha sido guionista de la serie infantil Aquiles, el muchachito para VTV y directora artística de la serie Culpable inocencia, de Julio César Mármol, para Zuvisión TV. Autora de más de una docena de piezas para niños y adultos.
Actúan Lula Bertucci, Marcela Girón, Jeinar Moreno, Jeska Lee Ruiz, Ana Alicia Pérez, Verónica Balliache, Arianna Savio, Angy Hernández, Mhares Ramírez y Ramón Roa con música y bailes, coreografías a cargo de Mhares Ramírez, todos bajo la producción ejecutiva de Jhumar González y la producción general de Mayling Peña. Esta primera temporada se efectúa en el Ateneo de Caracas, al lado de Venevisión en Colinas de Los Caobos, los sábados (7:00 pm) y domingos (6:00 pm)
-¿Otro texto feminista?
-Es una pieza hiperrealista que rescata las diversas caras de la femineidad sin ser feminista. El texto habla de la mujer, pero no como un fin último o principal, sino remedando la realidad hormonal en la cual vive sumergida, de manera respetuosa y divertida, sin desestimar sus dramas y lejos del feminismo. Eso sí, las mujeres en el tope del mundo
-¿Es más fácil dirigir piezas o infantiles o prefieres las de adultos?
-En el territorio del arte no es más fácil o más difícil. Creo que dirigir para niños tiene un lenguaje y para adultos otro. Me apasiona trabajar para niños, creo que es una carencia en nuestro país, el buen teatro de texto hecho con factura venezolana sin textos importados o ideas plagiadas.
Quiero hacer un teatro infantil de identificación nacional que trascienda las fronteras, pero ante todo quiero obtener miles, no, millones de sonrisas de todos los niños de mi país. Ya tengo 10 años escribiendo y dirigiendo para niños, que es la edad que tiene mi hijo. Lo que empezó con la dedicatoria de un cuento infantil ha llegado a la trascendencia de una manera de hacer teatro nacional, donde hay una estética y una manera de vincularme con los futuros espectadores, los niños. Pienso, si no fortalecemos el teatro infantil hoy ¿quiénes serán los espectadores del futuro? Ahora hablar de teatro para adultos tiene que ver más con el análisis, con el contexto que nos toca vivir, con la problemática de los conflictos humanos y sociales. Son totalmente diferentes, y con convicción creo que ambos los necesito para desarrollar mi discurso escénico.
-¿Escribir y dirigir no te causa zozobra?
-Escribir es una cosa y dirigir es otra. Una vez que me siento a desarrollar la idea como dramaturga nunca pienso que seré yo la directora y me ha pasado antes. Cuando escribí mi obra Sagrada familia y la mostré para sus primeras lecturas, fue el director Luis Alberto Rosas, quien me la arrebató de las manos, logrando que incluso la retirara del premio Marita king para poder garantizar su estreno, antes de obtener un premio. Creo que el dramaturgo espera que un gran director lo quiera montar. Lo mismo me ocurrió con la pieza Mi cama tiene tres lados, pero está vez fue Anibal Grunn quien la estrenó.
Una vez que he puesto en lectura las piezas acabadas, me ha ocurrido que un director las quiere montar y eso es gratificante. Es decir mi teatro no muere conmigo. Mi teatro ha encontrado cabida en el imaginario de otros directores que me han leído.
-¿El teatro comercial marca la pauta en el país?
-El teatro comercial es interés de algunos, quizá mayorías, pero creo que debe haber una mezcla en el modo de hacer teatro. Es decir, el público ha evolucionado, pues el teatro también debe hacerlo. No puedo seguir en las añoranzas griegas, cuando la gente quiere escuchar la música de moda en la nueva obra de teatro.
Todo evoluciona, cambia, se transmuta. Lo que si creo es que ciertamente hay que oír al espectador, saber que quiere, respirar con él. Movernos a la velocidad de nuestro tiempo y hacer el teatro de hoy, que es distinto al que me enseñaron mis maestros. La taquilla es importante, dependemos de ella y queremos que más personas vengan a vernos. Entonces hay que quitarse las gringolas y darnos el permiso para mirar.
-Es decir, ¿existen nuevas propuestas?
-Creo en un teatro de texto, de contenido, que no deje de lado el espacio para la distracción y la catarsis. Los actores no pertenecen a un sólo medio, los actores deberían estar formados para hacer teatro, cine o televisión. Y solo creo en hacer buen teatro para todos los gustos. Es decir, cada género, cada estilo, cada director que proponga, lo importante es no dejar de producir. Las guerras no paralizaron el arte históricamente. Pues que no lo hagan las crisis económicas ni la desidia. Creo en un teatro que debe seguir usando sus recursos para hablar de lo que nos toca. No en vano se dice que el teatro es peligroso porque habla, pues vamos a hablar.
– Planes de llevar este trabajo al interior….
– Mi proyecto es llevar esta y todas mis obras a distintos escenarios. En este formato hiperrealista tengo la disposición de viajar y el contrato de los actores en está primera temporada es extensivo a un año. Insisto hay que hacer teatro y representarlo. Mi teatro es nacional, puede llegar a todos partes y espera, solamente por un espectador.