Es difícil entender lo que Nicolás Maduro quiere decir cuando convoca a debatir una nueva ética política, porque esta administración lleva, aproximadamente, quince años gobernando a Venezuela, observa el Dr. Rafael Simón Jiménez, historiador, ex parlamentario y analista político.
Maduro ha desempeñado en estos 15 años los más altos cargos del Ejecutivo Nacional y además fue diputado al Congreso Nacional en 1988, el último parlamento de la cuarta república; constituyentista y luego diputado de la nueva Asamblea Nacional, llegando a ser su presidente.
Inmediatamente fue canciller por más de seis años, luego, vice-presidente y, finalmente, heredero de Chávez.
Cuando él y todos los oficialistas hablan de combatir la corrupción, nos preguntamos: ¿de qué corrupción están hablando?
Saqueo impune
Indudablemente, tienen que hablar de la corrupción de estos quince años, indica el Dr. Jiménez. El lenguaje es sumamente confuso y hace dudar sobre las reales intenciones que tenga el Ejecutivo.
Tendrían que comenzar por enjuiciar a quienes, durante estos 15 años, de manera impune, han saqueado el patrimonio público.
Y lo que llama la atención es que Maduro ha sido protagonista, a pesar de que él no puede ser acusado de corrupto porque no se conoce de escándalos en que haya estado involucrado.
Pero, tampoco se le ha conocido ninguna posición disidente, o denunciante o fustigante, frente a la corrupción descarada del gobierno de Chávez.
En esto veo, sobre todo, una maniobra propagandística, que busca tratar de ganar reconocimiento, espacio, a un gobierno que quedó muy lesionado en su legitimidad después de los controvertidos resultados electorales del 14 de abril, que hicieron dudar de que Maduro hubiera obtenido la victoria.
Requisitoria al gobierno de Chávez
La cosa de verdad que llama la atención, porque en cierta forma, a pesar de que ellos viven hablando todos los días, dándoles loas y haciendo una exagerada campaña promocional de culto a la personalidad de Chávez, todo lo relacionado con la corrupción es una requisitoria contra el gobierno de Chávez, porque ¿en qué período se produjo esa corrupción que ellos dicen está corroyendo la república? ¡En los catorce años que Chávez gobernó a Venezuela!
Esto, en cierta forma implica que Chávez fue, por error u omisión, demasiado permisivo en relación con los hechos de corrupción.
Conviene señalar el sesgo que ha tomado este asunto, de utilizar la corrupción para perseguir a los adversarios políticos, muchos de los cuales ni siquiera tienen el desempeño de cargos públicos, ni de manejo de dineros públicos, hace dudar de las verdaderas intenciones.
No funcionan las instituciones
En Venezuela, hace mucho tiempo, falta una nueva ética de la función pública, manifiesta el Dr. Jiménez. El Estado ha venido siendo corroído por la corrupción y en estos 15 años de gobierno lo que hemos visto es, precisamente, cómo la corrupción ha capturado a los organismos públicos. Podemos decir que tenemos una cleptocracia.
Esto es consecuencia de la degradación institucional, afirma. Si en nuestro país funcionara el Poder Judicial de manera autónoma, si la Contraloría cumpliera sus funciones, si el Ministerio Público actuara decorosa e independiente, si el Poder Legislativo se ciñera a las disposiciones constitucionales, pues, evidentemente, no tuviéramos la corrupción que tenemos.
A Capriles le puede salir el tiro por la culata
En Venezuela hemos sufrido, desde el nacimiento de la República, algo que el propio Simón Bolívar llamó “el mito constitucional”, expone el Dr. Rafael Simón Jiménez.
Su opinión es expresada cuando se le consulta sobre lo dicho por Henrique Capriles Radonski, el sábado en la concentración realizada en Caracas, en el sentido de que votar masivamente el 8 de diciembre abre el camino hacia la constituyente.
Al respecto, el Dr. Jiménez dice que ha prevalecido la idea de que nosotros podemos resolver los problema del país mediante reformas constitucionales o legales; es decir, una varita mágica.
Hasta ahora hemos tenido casi 30 constituyentes, comenta. Cada uno de los Presidentes buscaron en los siglos 19 y 20 una constituyente que le hiciera una constitución a su medida.
Creo que el problema no es de Constitución, La de 1999, que tiene imperfecciones, está neonata todavía. Lo más importante, es desarrollarla. Tiene 3 propuestas programáticas con las cuales podríamos cambiar a Venezuela: la democracia participativa y protagónica, el Estado federal y descentralizado, y el Estado social de Derecho y Justicia.
Si esas tres ideas, que implican una visión doctrinaria, programática, se desarrollaran en Venezuela, nosotros tendríamos un país sustancialmente distinto.
Aun cuando la propuesta de una constituyente es saludable, como todas las propuestas que están en la Constitución, no creo que una nueva constituyente y una nueva Constitución van a tener un efecto rectificador, enmendador, de la situación que estamos viviendo en Venezuela.
Estas cosas hay que pensarlas, meditarlas, porque no son asuntos de un discurso agitativo, de una idea que se le ocurra a uno cuando está montado en una tarima.
Primero, hay que colocarlas en el contexto de un Poder Electoral controlado por el chavismo.
¿Cuáles serían las bases de esa constituyente? ¿Cómo serían electos los diputados?
Porque pudiera salir el tiro por la culata en el sentido de que nosotros impulsáramos una constituyente en la que luego, el chavismo, mediante un mecanismo electoral tramposo (por ejemplo, como el que se instrumentó para la elección de los diputados a la Asamblea Nacional) sacara menos votos y tuviera más diputados. De hecho en la constituyente del 98-99 se sobre representó la votación chavista al punto de que de 147 diputados, apenas cuatro o cinco eran de la oposición.
Una idea como esa no puede ser colocada como un factor de agitación.
La sociedad democrática ha sostenido hasta ahora que la Constitución es una camisa de fuerza del gobierno. La sociedad democrática reaccionó cuando Chávez trató de modificar la Constitución mediante la reforma del 2007.
Hay por cierto un grupo ilustre en el cual se encuentran los doctores Beltrán Guerra, Enrique Colmenares, Rafael Emilio Cassani y otros, que hemos conversado sobre ese tema.
Es una propuesta a considerar, pero no creo que se deba colocar sobre el debate político como una propuesta de salida, inmediata, al país. Porque de salir el tiro por la culata, mediante un mecanismo tramposo, el chavismo imponga lo que no pudo lograr Chávez en el 2007.
