69. Venegas Filardo rememora las palmeras de su infancia y adolescencia.
“Cuando avanzaba la mañana, los alisios comenzaban a soplar sobre los árboles, esas hojas agitadas por la suave brisa insinuaba una suave música y eran las palmeras las que mejor recogían las corrientes aéreas, para entonar mejor su canción mañanera”.
En la plaza Miranda (hoy Plaza Bolívar), en los solares de viviendas como la del Dr. Eliodoro Pineda con tres maporas cerca de la antigua plaza Bolívar (hoy Lara) donde había un mamón majestuoso “a cuyo sombra reposaban los caballos que tiraban de los tranvías y que allí estaba su terminal”, en la casa Antonio María Pineda y el gran palmar del bosque de Macuto.
70. Muchas de las viejas casonas barquisimetanas tenían alquilada la habitación de la esquina donde funcionaban pulperías, farmacias, sastrerías, tiendas. El resto de la casa lo ocupaban los dueños con su familia.
El sector “aristocrático” se localizaba en la calle Libertador o Real (carrera 19) y en la Regeneración o calle La Paz (carrera 16). Las casas de este sector eran de ladrillo, techo de teja y piso de madera. Poseían “excusado” al fondo de los solares.
71. El alumbrado doméstico se hacía con lámparas a querosén y los muchachos todos los días limpiaban el humo que quedaba en el tubo de la lámpara. “El Capitán” era la marca del combustible que se usaba.
72. En casi todas las casas de Barquisimeto se cultivaban plantas de todo tipo: limoneros, mangos, guayabas, granadas, toronjas, martinicas , lechozas, cambures de varios tipos entre ellos topocho cenizo; y ornamentales: rosas, girasoles, siemprevivas, claveles, clavellinas; de sombra: guácimos, paraparas, lila, reseda, totumo, caujaro, ají, Úbeda; “moradas de no pocos pájaros”; medicinales: hierbabuena, eneldo, hinojo, romero; hortalizas: ajíes, pimentones, tomates, berenjenas, lechugas, cilantro, perejil; verduras: ahuyamas, yuca, batata.
73. Los corredores de las casas se veían coloridas y perfumadas porque en ellos se colgaban materos con helechos, suelda con suelda, barba de viejo, margaritas y otras flores diversas.
74. Del tipo de vivienda que conoció Venegas Filardo en su infancia quedan en Barquisimeto pocas en sus dimensiones originales, o tal vez ninguna pues con el tiempo y la y la necesidad de crear espacios independientes para nuevos miembros de la familia, quebraron el diseño primitivo dl interior de las casas, pero las de su infancia, transcurrida en el sector de la familias de mejores recursos que habitaban principalmente el centro de la ciudad así las describe Venegas:
“Las casas más confortables eran de cuatro corredores con su patio en el centro. Los dormitorios, daban a los corredores laterales, con techo de media agua, que se prolongaba del dormitorio al corredor. Alfonso, en el centro, estaba el comedor. Las habitaciones del servicio doméstico, el pesebre para que pastaran las cabalgaduras, estaban al fondo, donde a menudo existía un segundo patio que se le llamaba solar”.
En las habitaciones además del mobiliario indispensables era imprescindible “el aguamanil, la ponchera y la jarra para el agua…El aguamanil iba desde el simplemente de tres patas, hasta el mueble de lujo elaborado con madera y mármol. El baño en la mayoría de los casos, estaba en la parte posterior”.
75. “Mariferínfero” era la persona que se ocupaba de castrar perros y gatos. Usaba muleta pues le faltaba una pierna. Otros oficios eran los de cuidadores de caballos, los herreros, talabarteros muy necesarios para el mejor uso y aprovechamiento de caballos y mulas.
76. Las lavanderas que cumplían este oficio en Los Pozones, La Mora o El Turbio, usaban jabón “Las Llaves” fabricado en Puerto Cabello o El Clavo, fabricado en Barquisimeto por Calderón e hijos.
77. Recordaba Venegas Filardo algunos grandes árboles existentes en Barquisimeto. Una avasallante ceiba se erguía en el patio del garaje de los tranvías de caballito, en el extremo occidental de la calle Comercio a la altura de la calle 36; un bucare frente a la esquina de la Escuela Municipal Yépez, otro en el patio de la casa de Pablo Liscano, calle Comercio; un roble en una esquina del mercado Municipal y un hijo de este en una esquina del hospital La Caridad; el espléndido mamón de la plaza Bolívar (hoy Lara); los naranjillos de la avenida Torrellas Urquiola, Oeste de la carrera 21, los eucaliptos de la avenida José Félix Ribas o calle Comercio; otro gran mamón en la “veguita” de los Hermanos de la Salle y, la fronda del bosque Titicare.
Caminito que un día: El otro Barquisimeto del Dr. Pascual Venegas Filardo (6).
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