Parafraseos

•Uno por “falta de ignorancia” pensaba que una “subasta” se refería a una venta de bienes al mejor postor. El Sicad nos aclaró el error. Ya el interesado no tiene que ofrecer el precio a pagar
•Por cierto, con tanto malandro vendiendo lo que le sustrae a las demás personas, el gobierno debería organizarles sus subastas a través del Ministerio para Asuntos Carcelarios
•Usted estará en lo cierto cuando hable de tres preocupantes signos en su camino a la vejez: primero, su pérdida de memoria; en segundo lugar, no recordar los otros dos
•Hablando de edad, yo he estado recordándo a mis hermanas mayores que yo soy menor que ellas pero se hacen las sordas
•En algunos hombres la impotencia les llega a tal extremo que al momento de morir tampoco se ponen tiesos
•No esperes nunca que Dios te conceda todo lo que le pidas. No sería Dios
•Uno se puede morir de muchas muertes y continuar vivo: se puede morir de la pena, morir de la vergüenza, morir de la tristeza, morir de la desesperación, morir de la risa, y pare usted de contar. Sin embargo, las que de verdad nos están matando, sin dejarnos vivos, son la inseguridad y la inflación
•La ley de los motorizados es: si no les gusta como manejamos quédense en casa
•Hay cosas que la Madre Naturaleza, muy generosamente le concede a uno. Luego llega el Padre tiempo y nos las arrebata
•Yo practiqué Karate en mis años mozo para la defensa propia. Luego me di cuenta que una mejor defensa era salir corriendo. Mi sensei nunca me pudo dar alcance
•Nada es para siempre excepto la eternidad. Pero aquí buscan eternizar a alguien
•Políticamente hablando, en Venezuela tenemos cuatro tipos de individuos: los de este lado, los del otro, los nini, y los ni siquiera eso
•Muchas manos enrarecen el caldo pero una mano puede ayudar a la otra
•¿Sabía usted que la gente más feliz ve menos de una hora de tv diaria? No lo digo yo, lo dicen más de 40.000 personas que tomaron recientemente un test de felicidad en la revista National Geographic. No sé si nosotros éramos más felices porque en casa ni siquiera teníamos televisión, pero lo que sí sé es que mi mamá tuvo nueve hijos
•“Somos una sociedad enferma en valores y emociones”, acotó la psicóloga Rosa María Zulueta en una entrevista a “El Universal” TV. Eso me hizo recordar dos anécdotas que tienen que ver con valores. Una le sucedió a mi esposa en el “imperio mesmo”. Regresaba ella a casa luego de realizar sus compras, cuando se percata de que le faltaba su monedero con documentos personales y dinero en efectivo. Muy preocupada me llama y le digo que se tranquilice. Que regrese al supermercado y pregunte en el departamento de Servicio al Cliente a ver si la tenían ahí. Dicho y hecho. Alguien la había encontrado en el estacionamiento del supermercado y la había llevado a ese departamento. El monedero estaba intacto con todos sus documentos y $300 en efectivo. El segundo relato me sucedió a mí en la China. El 7 de agosto, de un jueves por la noche del año 2008, yo extravié lo más preciado que puede tener un extranjero en otro país: su pasaporte. Para hacerlo más dramático, ese viernes 8 Beijing inauguraba los XXIX Juegos Olímpicos. Los 13 millones de esa capital, más los 4 millones de visitantes, lo que respiraban era deportes. Yo no. Yo no respiraba. Me ahogaba en desesperación. El sábado 9 expiraba mi visa y volaba de regreso a los EEUU. Quedarme un día más significaba pasar a ilegal en ese país de leyes tan estrictas. Yo había reportado la pérdida a la policía esa misma noche. Por supuesto, la noche fue en vela y de oración. El viernes a media mañana, recibo una llamada de la policía: ¡Gloria a Dios! ¡Habían encontrado mi pasaporte! Al entregármelo, les pregunté qué podía hacer para agradecérselos. “Nada señor. Estamos muy contentos por haberle solucionado su problema. Sólo deje los 100 yuanes (la moneda china) que tuvimos que darle a la humilde señora que lo trajo hasta la comandancia. Ella tomó un taxi para traerlo hasta acá”. Esas dos anécdotas hablan muy bien de valores y emociones que nosotros como sociedad hemos perdido. ¡Hoy urge rescatarlos!
•Hasta la próxima semana. Que Dios y la Divina Pastora me los cuiden e iluminen siempre