Al menos tres disparos recibió Andi Javier Figueroa Querales, de 23 años de edad, un estudiante de derecho que se dirigía a clases y estaba esperando el transporte, cuando unos sujetos pasaron disparando. Otras versiones apuntan que el joven se resistió al robo y por eso lo mataron. En el hecho resultaron heridas una dama, una niña y a la madre de la misma la rozó una bala.
A las 8:00 de la mañana Figueroa Querales salió de su residencia en el barrio José Félix Ribas, iba a cambiar un dinero para dejarle a su esposa, pero como a la media hora, un señor fue hasta la casa y le informó al padre del infortunado hombre que al hijo le habían dado unos tiros.
“En ese momento todos salimos corriendo. El papá lo montó en su camioneta y lo llevó al ambulatorio de La Carucieña, después que ingresó salió un médico y dijo que no habían podido salvarle la vida”, narró, en medio de sus lágrimas, la viuda, Carliani Castillo.
En el sitio del suceso se encontraban varias personas esperando la ruta que los llevaría a su destino, por lo que lamentablemente, en medio de la balacera, también resultaron heridas Yadira Marina Rodríguez, de 43 años, quien recibió un tiro en la región lumbar; y una niña, a quien le dieron en la mano, pero que afortunadamente está fuera de peligro. A la madre de la infante también la rozó una bala.
En la morgue del Hospital Central Antonio María Pineda de Barquisimeto, se encontraban los familiares del difunto, quienes no dejaban de llorar. La madre gritaba: “¡Ay Dios mío, mi Javier!”, mientras que otros se abrazaban lamentando la pérdida del estudiante que finalizaba su carrera de Derecho en la Universidad Yacambú.
“Andi era bueno, sano, de la casa para la universidad y así viceversa”, comentó otra de las allegadas, quien no quiso identificarse pero que acotó que el joven estaba cancelando ya el paquete de grado, pues el próximo año obtendría su título como abogado de la República.
“Él vendía plátanos a crédito y con eso se pagaba la universidad y colaboraba para mantener el hogar. Ya teníamos un terreno en las invasiones de Los Cerrajones, llamada La Fe en Dios”, comentó Castillo, quien ahora se aferra en la fe del Padre Celestial para salir adelante con sus dos hijos, aunque no biológicos, pero que los quería como tal.