Una disminución importante se registra en el mercado inmobiliario a la hora de alquilar, comprar o vender un inmueble debido a los precios como si fueran dolarizados.
Así viene ocurriendo en este sector en Venezuela, cuyas consecuencias golpean fuertemente a quienes andan en la búsqueda de una vivienda porque se les hace cuesta arriba al momento que conocen el precio.
Los montos de los inmuebles no tienen control, y por esta causa cada quien le pone el valor a su conveniencia, generándose una escala infernal con elevados costos que se inflan con el transcurrir de los meses en esta deprimente economía venezolana que ya no da para más.
Muchos jóvenes que proyectan casarse lo piensan primero por lo inalcanzable que en estos tiempos resulta obtener un techo propio, y evitan terminar arrimados en casa de sus familiares.
La facilidad que antes había de alquilar un inmueble y permanecer en el mismo hasta por viente años tampoco funciona ahora, debido a que se redujo el número de arrendamientos, por una parte, ante el temor de los propietarios de los inmuebles de que el inquilino se apodere de su bien, amparado en las vocerías del gobierno de que quien no ocupe una casa no la necesita, y por la otra, porque el dueño prefiere venderla antes de que se la quiten, al margen de la ley.
Benito Barcarola, presidente de la Cámara de Bienes Raíces del estado Lara, opina que el inventario de inmueble para la clase media está por el orden de los setecientos mil bolívares, cuando el sueldo mínimo anual no supera los treinta mil bolívares.
Quiere decir que este estrato de la sociedad está condenado a pagar una vivienda que en muchos los casos no representa el valor real, y hace esfuerzos para adquirirlo por estricta necesidad de un techo.
Indicó que un punto en desventaja para la mayoría de familias es su poca posibilidad de dinero, y cuando recurren a un auxilio financiero no logran resolver el problema completamente.
Se refirió Barcarola a los trescientos treinta bolívares que apenas otorga la institución bancaria por concepto de subsidio, para que una persona adquiera un inmueble, pero cuando ese ansioso comprador sale del banco sigue en la calle, desprotegido, ya que le sigue faltando dinero porque el mismo no el alcanza para cubrir los exorbitantes precios de los inmuebles.
Respecto a nuevas construcciones de casas, Barcarola sostiene que una de las causas es la falta de terrenos para desarrollar complejos urbanísticos que le resuelvan la situación de habitabilidad a centenares de familias en el estado Lara.
Sobre la escasez de materiales en el mercado señaló que las cabillas, el cemento y los tubos, entre otros, están siendo dirigidos a la Gran Misión Vivienda Venezuela como parte de la política del gobierno en la edificación de casas para familias de bajos recursos.
Explicó que otra razón del déficit de estos insumos obedece a problemas de producción de este rubro que se registra desde hace unos cuatro años en el país, lo cual afecta significativamente a la industria de la construcción, gran generadora de empleos directos e indirectos, y dinamizadora de la circulación de dinero, lo cual contribuye a la expansión de la economía local, brindando además, techo propio y seguro a las personas.
A propósito de este punto dijo que existe una gran demanda de materiales de construcción en Lara, los cuales son dirigidos al complejo urbanístico Aves de Yucatán, al norte de Barquisimeto, en la parroquia Tamaca, lo cual concentra una enorme cantidad de insumos de fabricación en esa obra, incidiendo en la baja producción.