“No debemos cambiar de religión, sino la manera como nos relacionamos con Dios. Mientras sepamos que nuestra vida tiene un propósito podremos soportar las cargas que nos lleguen”, dijeron los esposos Camacaro.
Xiomara Camacaro fue diagnosticada con cáncer invasivo en enero del año 2008, luego de presentar sangramientos sin aparente causa.
“En noviembre había ido a mi ginecólogo porque tenía molestias, pero después de los exámenes me dijo que todo estaba bien. Yo al principio pensé que era un embarazo, porque apenas tenía seis meses de casada”, expresó.
En vista de que continuaba con los sangrados, su esposo le insistió para que visitará otro médico, y así fue que en enero una doctora le hizo las evaluaciones y al momento de la colsposcopia observó que algo no estaba bien en el cuello uterino de Xiomara.
“Mientras me cambiaba le dijo a mi esposo que necesitaba hacerme una biopsia, porque ella estaba casi segura de que veía un cáncer. Me tomaron la muestra y los resultados dieron un cáncer invasivo, algo que los médicos no entendían y menos porque es poco frecuente en mujeres menores de 40”, dijo.
Aunque los médicos no daban mucha esperanza, debido a que el cáncer podía haber tocado otros órganos, Xiomara sabía que su fe en Dios la ayudaría a salir adelante.
“Cuando me pusieron mi primera quimioterapia quería quitarme todas las vías (inyecciones) que me pusieron, pero mi esposo me dijo que no lo hiciera. Yo quería un milagro de Dios, hasta que poco a poco entendí que debía dejar que los médicos y la ciencia me atendieran para poder obtener mi milagro”, resaltó.
Durante todo este proceso, ella empezó a escribir pensamientos, que quiso compilar en un libro titulado: El desafío de ser mujer.
Sin embargo, en su mente estaba el escribir su historia para que otras personas conocieran cómo tener fortaleza divina en los momentos difíciles.
“Pensé en hacer unos folletos y llevarlos a los centros de oncología, pero al final compilé todo mi aprendizaje en otro libro que titulé Escuchando el Informe de Dios”, precisó Xiomara.
El nombre del libro lo tomó de un pasaje del libro bíblico de Isaías, en donde Dios le manda a decir a un Rey que morirá esa misma noche, sin embargo, este gobernante lloró y pidió en oración que no fuese así porque él había sido un buen hombre durante su vida.
“Entonces, apenas el profeta había salido de la casa del rey, Dios lo mandó a regresar para decirle que le daría 15 años más de vida. Ahí me di cuenta que el mismo Dios puede cambiar sus informes, y por eso no me preocupé por los informes médicos, sino por la fe y la relación que había fortalecido con Dios”, contó Xiomara.
César Camacaro, esposo de Xiomara y gran apoyo durante todo el proceso, recordó que muchos pacientes que tenían cáncer menos agresivos no se recuperaron, porque su ánimo decayó por completo y no mantuvieron esperanzas en Dios.
Xiomara recalcó que para Dios nada es imposible, más bien son los seres humanos quienes limitan su poder con su forma de actuar.