EL IMPULSO contó con la visita del presidente del Colegio de Ingenierios y Arquitectos del Estado Lara, Antonio Menuto, quien conversó con el jefe de redacción de esta rotativa, José Ángel Ocanto, sobre sus estrechos lazos de vida con la infraestructura de Barquisimeto, su pasión desde sus días de estudiante universitario por la lucha gremial de los ingenieros, los descalabros del gobierno nacional con el proyecto del Sistema de Transporte Masivo de Barquisimeto (Transbarca), así como la crisis de vialidad que afecta a todo el país.
Háblenos de su familia
“Mis padres llegaron a Venezuela en 1942. Eran de Salerno, en la provincia italiana de Nápoles, donde mucha gente estaba en situación precaria luego de la guerra. Unos amigos de mi padre le dijeron que ‘el futuro estaba en América’ y mencionaron dos países en particular: Venezuela, por el desarrollo en el campo de la construcción, y Brasil, por el sector agrícola. Como mi padre era constructor, decidió venir, junto a mi madre, a Venezuela. Sólo llevaban una maleta y realizaron una travesía en barco que duró 15 días. El hermano mayor de mi padre ya vivía en Caracas, donde nacimos mi hermana y yo.
En la época de Marcos Pérez Jiménez contrataron a muchos extranjeros para construir edificios en Los Palos Grandes y Chacao. Pero después hubo un lapso en el que mis familiares no se dedicaron a la construcción y abrieron un restaurante llamado Marengo. Finalmente entre 1959 y 1960, nos mudamos a Barquisimeto.
En aquella época trabajó mi padre en la remodelación del Edificio Nacional, antes de la instalación de los vitrales, y en el proceso de pintar el Obelisco. A él lo eligieron porque entonces en Barquisimeto no se conseguían los arneses para que los pintores se montaran en las estructuras, y él sí tenía uno que había traído de la capital. Éramos una familia pequeña, pero muy unida”.
¿Y su vida estudiantil?
“Nuestra primera casa en Barquisimeto estaba en la carrera 22 con calle 29, justo frente al comedor popular. A dos cuadras de allí estaba la escuela Cecilio Acosta, donde estudié hasta cuarto grado de primaria, y luego mis padres me consiguieron cupo en el colegio San Vicente de Paul, donde cursé hasta el sexto grado. El bachillerato lo hice en el Instituto Diocesano en la plaza Lara, cuando allí estudiaban los jóvenes cuyas familias deseaban que fueran sacerdotes.
Durante esos cinco años de escuela, nos mudamos al edificio Colón, el cual aún existe en la carrera 22 con calle 28. Luego pude ingresar al Seminario Divina Pastora, pero tras el primer año allí, un padre me dijo que no servía para el sacerdocio y me retiré, y mis padres comprendieron que no estaba hecho para esa carrera. Después entré a la antigua Escuela de Agronomía de la Universidad Centroccidental Lisandro Alvarado, donde me hice presidente del consejo de estudiantes cuando iba por el sexto semestre.
Ya entonces estaba en la lucha por las reivindicaciones del gremio. En 1985, cuando me gradué de ingeniero agrónomo, tuve la oportunidad de especializarme en edificaciones o en vialidad, y elegí la segunda opción, razón por la cual siempre he estado relacionado con infraestructura vial. En la UCLA también efectué un diplomado en administración”.
¿Cómo avanzó en su carrera?
“Me desempeñé como supervisor de crédito en el Instituto de Crédito Agrícola y Pecuario (ICAP) durante dos años, y después me contrató el Banco de Desarrollo Agrícola y Pecuario (Bandagro), como fiscal de procesos para la región centroccidental, pero tras la liquidación de esa entidad, un amigo y yo solicitamos un crédito para comprar cosechadoras para sorgo y maíz, por lo que duramos ocho años viajando y brindando servicio a haciendas en todo el país, hasta que finalmente la máquina se desgastó. Entonces supe que había varios cupos en el área de conservación vial en el entonces Ministerio de Transporte y Comunicaciones (MTC), para los cuales había que presentar un examen en Caracas.
No era como ahora, que cualquiera puede ingresa al Ministerio de Transporte Terrestre. Resultó que el tópico principal del examen era el mantenimiento de puentes y carreteras, en lo cual me había especializado.
Durante mi labor allí, hice notar en una carta al Colegio de Ingenieros que la directora del MTC, mi jefa, era técnica, a pesar que las normas indicaban que ese cargo debía ser ocupado por un ingeniero, de preferencia agrónomo o civil. Eso no le gustó a la directora, y cuando ocurrió la intentona de golpe de estado de 1992, en el segundo periodo de Carlos Andrés Pérez, nos abrió un expediente sin derecho a la defensa, y al siguiente lunes cuando volví a mi lugar de trabajo, me botaron sin prestaciones.
Esto me puso en la situación más difícil de mi vida, pues estaba sin empleo y mi hija acababa de nacer, pero gracias a Dios varias empresas regionales me ofrecieron trabajo en proyectos de vialidad, entre los que estuvieron la ampliación de la carretera Lara-Zulia, así como la reparación de otras vías. Actualmente mi hija estudia derecho y tengo otro hijo que aún cursa primaria. A mi esposa, quien es de Barinas, la conocí cuando aún estaba en la universidad. Fuimos novios por 12 años.
¿Qué ocurrió después?
“Cuando ya era presidente del Colegio de Ingenieros del Estado Lara, comenzó una nueva era, en la cual conocí a Henri Falcón cuando culminaba su periodo como alcalde de Iribarren. Ya como candidato a la gobernación de Lara, lo asesoré en varios aspectos de su plan de gobierno. Cuando resultó electo, me nombró presidente de Infralara por 2 años y medio, y también me entusiasmó para lanzar mi candidatura como diputado por el circuito de Santa Rosa.
Fue durante esa campaña que pude ver la verdadera necesidad de muchos sectores y comunidades, y logré hacer muchos amigos. Sin embargo, me sentía incómodo, porque no era político. A lo largo de esa temporada debí separarme de mi cargo en el CIEL.
Tras mi regreso al Colegio, el gobernador Falcón me propuso como autoridad única del municipio Palavecino, luego de que se creara esa figura, pero pedí la renuncia a ese puesto, pues las necesidades de las comunidades eran muchas, y entonces no había suficientes recursos para darles respuesta. Por eso se fue eliminando esa posición, aunque la idea original era muy buena”.
¿De dónde surge la alerta de vialidad emitida por el CIEL?
“El informe sobre las condiciones de vías y puentes es elaborado y presentado, todos los años, por un grupo de ingenieros especialistas en vialidad. Como ente asesor del Estado, el CIEL entrega este informe al MPPTT en Caracas, donde el ingeniero Enzo Betancourt recoge los reportes de todos los estados para consignar un informe general de las vías de todo el país, de las cuales el 70% está dañado porque no hay cultura de mantenimiento.
En este gobierno la partida de mantenimiento preventivo y correctivo fue eliminada. Y en el caso de la vialidad agrícola la situación es igual de mala, lo que afecta el transporte de cosechas, especialmente en el estado Lara como el mayor productor de hortalizas del país”.
¿Cómo observa a Transbarca?
“Sólo se ve improvisación y desorganización. Los brocales son muy finos y en los cruces ya están deteriorados. La avenida Venezuela ya es caótica con tres canales en épocas pico.
¿Cómo será con sólo dos?. No se hizo un estudio de impacto vial y no han dicho nada sobre alimentadores con unidades de transporte regular para las personas que deban trasladarse al norte de la ciudad. También está el problema de los cruces, los cuales, al parecer, serán compartidos entre los vehículos particulares y los buses de Transbarca. Nada está definido”.
Twitter Foro
El presidente del CIEL también contestó a preguntas que los lectores hicieron a través de la cuenta en twitter @elimpulsocom:
@Sebastian_Luna ¿Qué propuestas tiene el Colegio para aportar una mejora al desarrollo y crecimiento del municipio Iribarren? R: Siempre las hacemos.
Ahora estamos metidos en un proyecto que tratamos de replicar de algunas ciudades de Brasil. Allá el gremio de ingenieros y arquitectos se reúnen en un simposio para pensar en ideas para la ciudad. Este año haremos una actividad denominada “Pensar en Lara” que vendrá reforzada en los capítulos que se refieran a Iribarren, Palavecino y el resto de los municipios, que están enfocados en el área de vialidad agrícola. Las propuestas que surjan de ahí serán llevadas a los alcaldes del estado para que las implementen.
@Sebastian_Luna ¿Qué conocimiento tiene de que la Estación Central Simón Bolívar (ECSB) se está hundiendo? R: No, ese fue un rumor que corrió tras el distanciamiento entre el Gobernador Henri Falcón y el Presidente Chávez. Ante esto el Colegio de Ingenieros realizó los estudios correspondientes, cuyos resultados refutan eso y están en un informe que fue entregado a los organismos competentes.
@Sebastian_Luna ¿Qué opina del proyecto de las Torres del Sisal? ¿Era económicamente conveniente para el estado recuperarlas? R: Yo fui uno de los que se opuso a eso. Ellos están reforzando algunos pisos con placas de concreto, lo cual es costoso. Pero además, Barquisimeto es zona sísmica y por ahí pasa la falla de Boconó. Para ese espacio se propuso un proyecto llamado Ciudad Sisal, en donde se optimizaría el espacio para construir torres de 4 pisos.
@lugo125 ¿Cómo pueden participar los estudiantes de ingeniería, en especial los ingenieros civiles, en los cambios de la cuidad? R: Los estudiantes que estén en el noveno semestre de ingeniería pueden acercarse al Colegio para formar parte de las diferentes comisiones y generar informes en el área social, de infraestructura y de mejoramiento profesional, entre otras.