El Deportivo Lara salió con las tablas en la cabeza de suelo ecuatoriano, sin proponer mayor cosa en el tema ofensivo y dedicado la mayor parte de los 90 minutos a sacar pelotas de su área, en un partido que sufrió de principio a fin, pero sacó una derrota barata ante Liga de Loja por apenas 2-0 -único punto positivo dentro del calvario que vivió- y vuelve a Barquisimeto sin estar liquidado, con posibilidades reales de voltear la serie de Copa Suramericana en el desafío de vuelta, a jugarse el próximo martes.
El brasileño Fabio Renato marcó el primer tanto de los ecuatorianos en el minuto 29, con un remate cruzado desde fuera del área, mientras que Dixon Arroyo colocó el segundo en la etapa de complemento (62), en una pelota cobrada de tiro libre y que se desvió en el camino para descolocar al portero Alan Liebeskind, que iba hacia el otro costado.
El gol de Renato fue un golpe duro para la tropa de Lenín Bastidas, pero lo que terminó de complicar la situación fue la tempranera expulsión del lateral Jesús Álvarez por doble amonestación y que generó la salida del atacante José “Buda” Torrealba para darle cabida a Luis Colmenárez y de esa manera reacomodar la defensa.
Desde ese momento, el planteamiento del cuadro larense cambió por completo, al despojarse de cualquier intención de ataque para replegar líneas y tratar de que la derrota registrara una mínima diferencia. Johan Arrieche quedó como único hombre en punta, pero carecía de pelotas claras, con el argentino Hernán Zanni y José Mauricio Parra sin tener peso en el partido, y las pocas veces que recibió la pecosa, le fue imposible de salir airoso frente a tres y hasta cuatro defensores. Casi logra la hazaña, cuando ganó una pelota y pudo rematar con comodidad, pero el cancerbero rival, en su única intervención importante, desvió al corner.
Después, no hubo más aproximaciones al arco contrario. La meta, entonces, era conservar el 1-0, pero quedaba mucho partido y era casi que una proeza, con el cuadro ecuatoriano cayendo por todos los flancos y en constante asedio a la valla de Liebeskind, aunque el golero del cuadro rojinegro tuvo una buena tarde y respondió con atajadas claves que impidieron una diferencia más amplia.
En honor a la verdad, era un partido para recibir una goleada, pero al elenco de Alex Aguinaga le faltó contundencia y dejó con vida a los crepusculares.
La eliminatoria está viva, pero hay que mejorar un mundo para voltear la historia y avanzar a la siguiente fase.