Investigación es invertir dinero para obtener conocimiento, mientras que innovación es invertir conocimiento para obtener dinero. Clara Barroso
El objetivo básico de la actividad de investigación es la creación de nuevo conocimiento y de nuevos productos y servicios. Tradicionalmente, y en todo el mundo, esta creación de nuevo conocimiento se mide a través de los “productos” y de los “efectos”. El producto de la actividad puede ser desde los artículos en revistas científicas, libros, presentaciones a congresos, y todo tipo de publicaciones en general; patentes y otros productos relacionados con la posibilidad de aplicación y transferencia del conocimiento y, según las áreas, diseños, desarrollo de software, material multimedia, y otros. El producto de la actividad de investigación es generalmente, cuantificable y existen diversas metodologías ampliamente aceptadas, para medirlo. (Prat, 2007 http://www.ricyt.org/files/edlc2011/1.1.pdf)
Además de los productos cuantificables, existen lo que se denomina «resultados» o «efectos» de la investigación, tales como producción de graduados de alta calidad, innovaciones tecnológicas, ampliación de la capacidad de servicios de consultoría, servicios de investigación a contrata, etc.; relaciones internacionales con potencialidad de intercambio, acceso a resultados, participación en redes, etc. Estos “efectos” o “resultados” son difícilmente cuantificables, y requieren tanto de la definición de criterios de medición y evaluación como de la aplicación de nuevas metodologías y tecnologías para llevarlo a cabo. (Idem)
Las bases de datos bibliográficas más utilizadas en todo el mundo para medir producción e impacto son las producidas por ISI Thomson de los Estados Unidos: Science Citation Index, Social Science Citation Index y Arts and Humanities Citation Index. El conjunto de estas bases de datos, que cubren todas las áreas del conocimiento incluyen, en la actualidad, alrededor de 8.850 revistas llamadas “de corriente principal”. Actualmente existe una gran polémica en todo el mundo, acerca de los criterios de selección de las revistas a ser incluidas, especialmente en el área de las ciencias sociales, la falta de cobertura de las publicaciones locales en idiomas que no sean el inglés, las formas de medir impacto, seguirnos rigiendo por el APA, como si este fuera un sistema objetivo y de pura uniformidad en la presentación. Sin embargo, estas bases de datos siguen siendo la única medida con la cual se puede comparar la producción nacional o regional con el resto del mundo.
De acuerdo con la información producida por ISI en National Science Indicatos on Disk NSIOD, 2004, entre los años 1981 y 2003 la producción total de América Latina había aumentado de 5.695 artículos que representaban un 1.30% del total mundial, en el año 1981, a 28.258 artículos en el 2003, lo que significa un 3.53% del total mundial). Si bien la producción regional sigue siendo baja comparada con la del mundo, el aumento de la participación regional es bastante significativo.
Inversión. Según los datos aportados por La Red de Indicadores de Ciencia y Tecnología -Iberoamericana e Interamericana- (RICYT), para el 2011 el número de publicaciones de investigadores de Iberoamérica indexadas en la mayoría de las bases de datos se ha duplicado en los últimos años, lo que expresa una mayor participación iberoamericana en la corriente principal de la ciencia. Ha crecido el número de patentes solicitadas, pero responde principalmente a la las realizadas por no residentes en la región. (http://www.ricyt.org/files/edlc2011/1.1.pdf)
La inversión en investigación y desarrollo experimental (I+D), expresada en dólares corrientes, que realizan los países de ALC, representa tan sólo el 2,2% del total invertido a nivel mundial. Los países que concentran la mayor parte de la inversión en el mundo son EEUU y Canadá, seguidos por la Unión Europea que, en conjunto, concentran casi el 70% de la inversión global en I+D. (.Ob.cit.. p15)
En el caso de la distribución de la inversión latinoamericana en I+D, desagregada por países, en 2000, Brasil representaba un poco más de la mitad de la inversión regional en I+D y, junto con Argentina y México, aportaban más del 90% de la inversión. En 2009, el panorama se modificó: Brasil incrementó aún más su participación, alcanzando el 70% del total; México disminuyó en más de 10 puntos porcentuales su participación relativa y Argentina logró recuperar algunos puntos perdidos en su caída del 2002. El resto de los países de ALC, recuperaron una participación que alcanzó el 15% solo en 2002 mientras que en el resto de la serie apenas alcanza el 10%.(. Ob.cit. P. 18). Continuará…