Cuando un niño, no importa de dónde venga, ingresa a ese remanso de paz espiritual que es la Ciudad de los Muchachos está abriéndose paso por un camino hacia un futuro más halagador, colmado de esperanzas para él y su familia.
La Ciudad de los Muchachos es una institución de caridad que sembró su primera semilla hace 38 años en Jabón, municipio Torres, y luego, 24 años después, germinó otra en el sector La Aguada, cercano al caserío El Palaciero, municipio Palavecino.
En la actualidad reciben formación educativa y religiosa 25 niños o jóvenes, no sólo de la zona sino también de otras entidades.
Como no recibe ayuda oficial alguna para su sostenimiento resulta obligado preguntarse, ¿cómo se cubren los gastos que una institución como esa representan?.
En primer lugar, allí está presente la protección de Dios, el amparo de la Virgen María en la advocación de La Milagrosa, de Cristo y de un grupo de mujeres y hombres que continuamente tienen abierto sus bondadosos corazones para encontrar los recursos económicos que permitan cubrir los gastos que a diario se presentan.
¿Sus nombres?, prefieren no revelarlos públicamente, aunque quienes les conocen saben de su trabajo, su empeño para que una obra de esa naturaleza persista en el tiempo para beneficio de esos muchachos de pocos recursos que han encontrado allí un camino de esperanzas.
Allí reciben instrucción desde pre-escolar hasta quinto año cuando salen debidamente preparados para continuar en la educación más avanzada.
“Aquí se les da mucha formación religiosa, ayuda espiritual para que sepan afrontar cualquier dificultad que se les presente en la vida”, afirma María Castilla, quien tiene la responsabilidad de coordinar todo lo relativo al centro.
El personal todo de la Ciudad de los Muchachos es voluntario, e incluso algunos estuvieron como alumnos y al culminar sus estudios prefirieron quedarse colaborando en agradecimiento a la valiosa ayuda recibida, lo que contribuye a disminuir los costos.
Pero estos son muchos y para cubrirlos, esas mujeres y hombres que conforman la junta directiva, en la que figuran familias completas, realizan diversas actividades, una de ellas, quizás la más importante, la cena anual celebrada recientemente.
También cuentan con colaboraciones personales o de empresas que valoran lo que representa una institución como esa para la formación de futuros hombres y mujeres de bien en caseríos tan humildes como El Palaciero.
Pero esos aportes estrictamente personales o empresariales no son suficientes y lamentablemente desde entes gubernamentales como alcaldía de Palavecino, gobernación o gobierno Nacional nunca se han recibido contribuciones, ni siquiera porque en la Ciudad de los Muchachos los alumnos reciben la formación que les permite hacerse hombres o mujeres conducidos por limpios caminos, alejados de los peligros que determinados sectores les mantienen al acecho para llevarlos por rutas del mal.
En cuanto a instalaciones, la institución requiere de algunas mejoras para su funcionamiento con mayor comodidad.
Sería ideal que algún ente le construyera una verdadera cancha deportiva, techada, donde los niños puedan realizar sus prácticas a cualquier hora, sin ser afectados por el sol o la lluvia.
Además, hacen falfa implementos deportivos pues apenas se cuenta con algunos, insufi cientes.
También se requieren algunos trabajos en los drenajes para evitar las inundaciones que ocurren cuando llueve pues el agua que baja de la parte alta lo invade todo a pesar de algunas obras efectuadas por los mismos voluntarios.
La vialidad
El acceso al sector La Aguada, en las cercanías de El Palaciero, no es el mejor, y de acuerdo a los vecinos, cuando llueve fuerte resulta difícil entrar o salir.
Se trata de un viejo camino al que los mismos moradores se han encargado de hacerles algunas mejoras cuando se torna intransitable por la falta de un adecuado mantenimiento.
Para comenzar, al salir de la carretera asfaltada el residente o visitante se encuentra con una pendiente que si ha llovido o está lloviendo se convierte en un lodazal propicio para que cualquier vehículo se deslice y caiga a un pequeño barranco.
En varias ocasiones los vecinos han exigido de la alcaldía de Palavecino el acondicionamiento del pequeño tramo vial, al menos regándole unos camiones de granzón, y si fuese posible asfalto, pero hasta ahora no han logrado nada.
Algunos piensan que ninguna de las personas que ha estado al frente del ente municipal ha tenido conocimiento de la existencia de la Ciudad de los Muchachos o si lo supo no se preocupó ninguna de ellas por colaborar en algo con tan prestigiosa institución, ni siquiera dotándole de una vía de acceso en buenas condiciones.
Pero aún hay esperanzas de que alguien lo hará, aunque preferirían no recibir a los tradicionales promeseros oficiales en busca de apoyos de tipo político estrictamente.
