Cuando la verdad es derrotada

La mentira es muy propia del ser humano. Se miente cuando se quiere proteger a un ser querido. Mentimos cuando alguien duda de nuestra reputación: “Yo no fui, maestra; fue fulanito”. Se miente para proteger a alguien, favorecer a unos y perjudicar a otros. Mentimos para evadir la responsabilidad en algo mal hecho; y así sucesivamente. El uso o no de la mentira corresponde a la Ética y la Moral, así como los discursos falsos y los verdaderos pertenecen a la Lógica; pero, a lo que trato de referirme es al empleo de la mentira en las prácticas políticas.
Durante su gestión de gobierno, Hugo Chávez Frías hizo uso frecuente de la mentira como una herramienta política; y hoy en día podemos ver como Maduro y sus voceros la usan con la misma frecuencia.
El maestro de la mentira fue Joseph Goebbels quien fue el encargado de toda la propaganda de su agrupación política, del Ministerio de Información de Hitler y fue uno de los principales oradores del Tercer Reich. Con su talentosa retórica escribió la mayoría de los discursos de Hitler y mediante la publicidad hizo que el führer llegará a ser un dios para una gran parte del pueblo alemán. Para ellos, Goebbels era el evangelista del nazismo. Él hizo de la mentira una herramienta efectiva para alcanzar los objetivos del nazismo. Algunos autores sostienen que una de sus máximas era: “Una mentira repetida mil veces, se transforma en verdad”.
Como Ministro de Propaganda del Tercer Reich debía controlar todos los medios de comunicación, incluyendo la literatura. Además, debía impedir que las noticias que llegaban del exterior fueran conocidas. Con sus discursos y propaganda elogiaba mucho los sentimientos de orgullo, promovía los odios y llegaba a convencer a las masas de cosas muy alejadas de la realidad.
A comienzo del 44, cuando 55.000 soldados alemanes perdieron la vida y los aliados tomaron más de 26.000 prisioneros, Goebbels transformó esta derrota en victoria ocultando las terribles pérdidas sufridas. Goebbels continuó haciéndole creer al pueblo que la victoria al final llegaría, estimulando el fanatismo y ofreciendo las «armas secretas del Führer».
Aunque algunos consideran que no es un genio de la publicidad; sigue siendo ejemplo a tomar cuando se quiere hacer llegar a las masas lo que se desea que éstas hagan. Es así como sus métodos y sus técnicas siguen siendo utilizadas ampliamente por los expertos en la publicidad y la comunicación social.