Un adolescente de 17 años salió de su casa en la urbanización Calicanto de Carora, a las 9:00 de la mañana del sábado, según su madre, iba a buscar a la novia del tío. A la 1:00 pm no habían señales de él, pasaron cuatro horas y nada, empezaba la angustia y preocupación de su progenitora, porque no se había comunicado con él.
A las 10:00 pm la dama se acostó a dormir, media hora más tarde, un mensaje de texto la despierta: “Parroquia ¿qué hacen? ¿dónde están?”, seguidamente le llegó otro donde le informaban: “Señora me acaban de avisar que a Pablo le dieron unos tiros en La Osa”.
-Yo lo esperaba pero nunca llegó- manifestó entre el llanto Maida Torres.
La mujer se fue al sitio, cuando llegó no imaginó que se trataba de su hijo porque llevaba puesta una franela blanca con pantalones negros y él había salido con una camisa negra. “Estaba tirado en el piso, boca abajo. Cargaba sólo la cédula y la tarjeta estudiantil, al salir no me pidió plata. Supe que era él al verle los zapatos nuevos que le compré”.
Torres expresó que su hijo nunca iba a ese sector, no sabía qué hacía por ahí. “Mi hijo tan bonito, me lo quitaron. ¿qué mal hizo? Me decía: mamá quiero trabajar, me quiero ir de Carora, pero ahora no lo tendré más”.
La mujer estaba desconsolada en la morgue del Hospital Central Antonio María Pineda de Barquisimeto, a donde trasladaron el cadáver del menor para hacerle la respectiva autopsia. “Le dispararon también en la mano cuando trató de salvarse pero no fue posible. Duró conmigo una semana porque estaba privado de libertad en El Manzano (Centro Socioeducativo Pablo Herrera Campins) por violación de una medida”. Ahí estuvo desde el 17 de enero de este año.
“Él se entregó en los tribunales y bajo medida de presentación en audiencia me lo regresaron pero me lo mataron”, decía en medio de las lágrimas. Otro de los familiares informó que el menor de 17 años y mayor de tres hermanos, estuvo inmiscuido en problema de adicción de drogas.
“Era mi vida, mi hijo Pablito, era tan alegre, me decía: – mamá te quiero, no te des mala vida que estoy bien- y ya no lo tengo, por qué me lo quitaron”, narraba triste la dama, que sufría por la pérdida de su primogénito, quien, seguramente, nunca imaginó cómo se pondría su madre al momento de su asesinato.
Ultiman a comerciante
A Renny Jesús Torres Oropeza, de 37 años, le disparon a las 6:00 de la mañana de ayer en la puerta de su casa en la urbanización Calicanto de Carora. Del hecho no se conocen mayores detalles, dijo su hermana Nailet Torres.
“Nosotros estábamos en Barquisimeto y nos avisaron. Supimos que le dispararon, lo llevaron a la clínica, pero llegó muerto”.
El hombre se desempeñaba como comerciante de ropa, viajaba cada 20 ó 30 días hasta Caracas para surtir su tienda en Carora, actividad que hacía además, para mantener a sus dos hijos de 19 y 15 años, que quedaron huérfanos.
El tercero de cuatro hermanos había estado detenido en una oportunidad cuando se resistió a la autoridad el 31 de agosto de 2008, pero se le había concedido una medida cautelar sustitutiva con presentación cada 30 días.
