Por nuestras universidades autónomas

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El conflicto universitario, o rebelión universitaria, se ha convertido ante los ojos nacionales e internacionales en un hecho de trascendencia histórica en lo político, en lo educativo-estudiantil y en lo específicamente universitario, dados todos los elementos envueltos en ello. Veámos nuestros primeros comentarios y reflexiones:
*La situación de conflictividad tiene su razón de ser en las diferencias de fondo existentes en concepciones y prácticas políticas y educativas-universitarias, pasando por el respetable régimen autonómico, plural, democrático y libre de los institutos universitarios venezolanos, incluyendo en ello los ámbitos académico, profesoral, estudiantil, económico y social.
*Los elementos de conflictividad se fueron potenciando con el tiempo, y el comportamiento desafiante gubernamental durante tres lustros frente a las universidades autónomas se fue haciendo para éstas asfixiante e intolerable, hasta llegar al punto de explosión y rebeldía universitarias, con el compromiso conjunto de la actuación e incorformidad indefinidas, según el ritmo de la comprensión y del respeto gubernamental a los institutos en rebeldía.
*Así las cosas se dieron las distintas manifestaciones de protesta activa de todo el conglomerado rebelde e inconforme: suspensión indefinida de las clases, huelgas de hambre, actividad docente simbólica en las calles, gestiones y acciones de solidaridad y apoyo, reafirmación gremial unitaria, etc.
*Dado el coraje institucional universitario y el reconocimiento autocrítico de errores en la conducción gubernamental, sin desconocer los propios y con la valiosa intervención de la Iglesia y su Conferencia Episcopal, se pudo llegar al acercamiento mínimo necesario y al obligante diálogo, con el obvio entendimiento inicial y potenciales y concretados acuerdos de conversación y discusión institucionales, con el justo reconocimiento de los gremios universitarios y de sus autoridades.
*En el referido contexto se han dado las primeras mesas de discusión, con la instalación de cuatro mesas de trabajo, cuyos resultados están aún por verse: servicios y reivindicaciones estudiantiles, análisis de la Convención Colectiva Única, presupuesto universitario y calidad académica y educativa.
Así están las cosas al momento en el campo integral de las universidades autónomas. Esperemos que la sensatez gubernamental prive en el conflicto y se llegue así a la paz universitaria, ahora que se habla tanto de paz para todos. Obviamente la sensatez tiene que haberla también en el campo de lucha de las Universidades aún autónomas, no gubernamentales y permanentemente rebeldes.

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