El sentido de familia – Crisanto Gregorio León

Para unos es tan espontáneo el sentido de familia. La aptitud de concretar el sentimiento de cohesión. Se es proclive a entender desde el subconsciente la medular relación que envuelve  mantenerse en familia. La disposición por naturaleza desde un proceder inconsciente del elemental vínculo que abriga vivir alimentando el espíritu entre los seres que cultivan el amor recíproco con tal inconsciencia como el respirar.
Se es bellamente cándido o cándida en la disposición del corazón para permanecer resguardado por el amor familiar.
Cuestión de suerte nacer en una familia fortalecida con valores de solidaridad, respeto, lealtad, comprensión y el cariño que sustenta la proyección de los seres que la integran.
Eso así descrito, sería una situación ideal válida, nutrida por el sentido de sobrevivencia de a especie en condiciones normales.
Pero detectar que la familia no marcha como se espera, porque algo la disocia, la sabotea; es lastimosa fractura funcional.
Si tan solo caviláramos respecto de la importancia y el hálito que reside en la membrecía familiar; evitaríamos controvertirla, nos esforzáramos en calibrar nuestros actos y opiniones; domaríamos nuestros egos y doblegaríamos nuestras pasiones, como un holocausto a la armonía familiar y a la conexión amorosa que envuelve “ser feliz en familia”. Pues la familia es el centro de protección cuando funciona con ese sentido. Con el sentido de familia.
Al no haber una dirección, ni un claro derrotero, el equipo se atrofia, se desmorona y se precipita en el caos, perdiéndose la esencia del sentimiento de familia.
Al caos no le agrada la armonía y una familia sin amor no sobrevive al caos. Por eso no hay que sabotear las relaciones familiares.
Consérvate en familia, con los hermosos valores que de ella deben emanar y recuerda que «entre dos que pelean hay un tercero que ríe».