Desde Copacabana, Brasil, el papa Francisco preside este viernes una multitudinaria representación del Vía Crucis.
El Vía Crucis se realiza por todo el paseo marítimo de Copacabana. La última estación, la catorce, se ubica en el palco desde el que el papa preside el rito.
Artistas y jóvenes voluntarios de Brasil, Puerto Rico, México, Argentina, Alemania y EE.UU. evocan a través de las 14 estaciones los sufrimientos de Cristo y los males que afligen a la sociedad moderna. En total son 700 voluntarios.
Entre los temas presentes en la representación sobresalen el amor, la vida, las enfermedades, la cárcel, las drogas, los medios de comunicación modernos y la religiosidad.
Unos 280 jóvenes harán referencia a las misiones, la conversión, las madres jóvenes, la defensa de la vida, la vida de las parejas, las mujeres que sufren, los estudiantes y las enfermedades.
La Cruz Peregrina, la cruz de madera que Juan Pablo II entregó a los jóvenes del mundo en 1984 para que recorriera el mundo y el símbolo de las JMJ, la portaron 20 jóvenes representantes de los cinco continentes.
La canción «Peregrino incansavel», cantada por Ziza Fernandes, fue el tema que dio la bienvenida al Sumo Pontífice.
Se espera que el tema «A esperanÇa entre nos» (La esperanza está en nosotros) sea cantada por todos los jóvenes para culminar el encuentro.
Más temprano el papa elogió a los ancianos durante la XXVIII Jornada Mundial de la Juventud. Mencionó que los abuelos son fundamentales para la transmisión de la sabiduría y del patrimonio religioso. Su diálogo con los jóvenes es un «tesoro a preservar y fortalecer».