En circunstancias como las que ahora le toca vivir al país no deja de ser un buen ejercicio echar una vista al pasado, ya que al hacer funcionar la memoria podemos entender mejor los contrastes que revelan las diferencias con el presente.
La Guardia Nacional, por ejemplo, la recordamos como un órgano de acción con presencia habitual en la sociedad, a diferencia de las otras ramas de las Fuerzas Armadas las cuales percibíamos como estructuras recluidas en sus propios ámbitos. Alcabalas, resguardo de instalaciones públicas, lucha contra el contrabando, vigilancia carcelaria y, por supuesto, acción represiva. Infundían respeto y hasta temor, pero eran parte del diario conjunto nacional, con sus claros y sus oscuros, nada distinto, mejor o peor.
Aquel cuerpo, por decirlo así, era parte del panorama cotidiano a través del cual transitábamos los ciudadanos, por lo que es en esas estampas del ayer reciente donde nace nuestra estupefacción actual. Nunca hubiésemos presentido que a pesar de la dureza con la cual aquella Guardia Nacional se plantaba en medio de circunstancias conflictivas, deviniese en una jauría fanatizada y sanguinaria. ¿En qué momento empezó a torcerse el tallo?, o más coloquialmente, apropiándonos de la pregunta que se hace Zavalita en “Conversación en la Catedral”, ¿cuando se jodió esta vaina…?
En reciente crónica Leonardo_Padrón nos aportó elementos que permiten abordar esas preguntas, pero si en algunos lectores persistiese un dejo de desconfianza dado el conocido perfil del escritor y pusieran en duda los testimonios tan impecablemente hilvanados, acudamos entonces a las evidencias gráficas, partiendo para ello del supuesto que justifica recrear en imágenes el devenir truculento de cualquier tiempo con la sola identificación de los actores y sin necesidad de agregar leyendas valorativas. ¿Necesita algún comentario el rostro desfigurado del joven Ehisler Vásquez, caso que precisamente es mencionado por Padrón?; ¿quién buscaría palabras explicativas ante el video que muestra la aberración de unos guardias nacionales apaleando a dos aterrorizados jóvenes que han sido privados de libertad solo por haber ejercido su legítimo derecho a protestar?; ¿puede algún párrafo aportar mas claridad que aquella fotografía en la cual se muestra a un miembro de la “emblemática” Guardia Nacional Bolivariana exhibiendo una chaqueta rotulada con el texto GUARDIA NACIONAL CHAVISTA?; y si el recuento no bastase, ¿qué detalles tendría necesidad de solicitar cualquier observador ante la imagen que coloca a alguien que en su momento fue Comandante General de Guardia Nacional Bolivariana-Chavista, departiendo nada mas y nada menos que con Alexis Frutos Weeden, el militar cubano que llegó a coordinar las operaciones del G2 en Venezuela (Cuba al descubierto.com)
En mi memoria preciso que el próximo 03 de agosto las Fuerzas Armadas de Cooperación, tal como originariamente se bautizó aquella Guardia Nacional que con orgullo enarbolaba el lema “El honor es su divisa”, llegarían a sus setenta y seis años. Ignoro en cambio cuando nació esa asociación conocida como Guardia Nacional Bolivariana, la cual se ha dado a conocer no solo por las “proezas revolucionarias” antes señaladas, sino por lo que se desprende tanto de la larga lista que conforma su prontuario como de noticias referidas a acontecimientos recientes, especialmente lo ocurrido en Falcón al ser acribillados tres miembros de una familia, o lo acaecido en Táchira cuando la G.N.B. hizo que un joven ingiriese gasolina y ello le ocasionó la muerte. Algunos insinúan que el antecedente remoto de ese bestialismo nació el propio 28 de julio de 1954, otros señalan el 04 de febrero de 1992 como el instante en el cual pudimos haber captado como ya emergía la ferocidad. Ciertamente no lo sé, pero si estoy seguro que para entender la oscura naturaleza de ese derrotero puedo parafrasear a Zavalita y adherir mi vergüenza a su angustiosa interrogante.
@masravchavol