La sociedad larense, específicamente la barquisimetana, constantemente toma las calles de la ciudad para expresar el malestar que genera no contar con los servicios básicos de forma eficiente.
El fluido eléctrico, el alumbrado público, los desechos sólidos que se producen en los hogares, la suciedad de las calles, los servicios de agua (potable o residual), la inseguridad, entre otros, forman parte de las necesidades básicas que el ciudadano común requiere para mantener su calidad de vida con el mínimo de exigencias. Sin embargo, y a pesar de ser un derecho contemplado en las leyes venezolanas, la situación dista mucho de ser así.
Constantemente, el usuario se queja por la falta en el cumplimiento de un servicio público que es pagado de forma puntual, por lo que se pregunta: “si cumplo con mi responsabilidad de pago, ¿por qué no cumplen con el servicio que deben ofrecer?”. Esta reflexión, que se hace repetitiva, deriva en la molestia, que va creciendo de tal manera que termina por reflejarse en las protestas callejeras llevadas en los puntos cardinales de la ciudad.
La basura: el peor de los males
Al ser consultados, los ciudadanos afectados indicaron adolecer de cualquiera de los servicios mencionados; sin embargo, en los últimos meses, el servicio de aseo urbano resulta ser el más deficiente.
En este sentido, Danael Cordero, residente de la carrera 28 con calle 10, al este de la ciudad, indicó que el servicio recolector de los desperdicios no pasa constantemente, lo que provoca una situación anormal entre los ciudadanos que deben sufrir mientras la basura reposa frente a las casas, mientras es recogida por los responsables del servicio. “Antes pasaban hasta tres veces por semana, ahora pasan una vez”, dijo el usuario, quien señalaba los desperdicios que se encontraban en las aceras, “mientras no pasan, los animales como perros y gatos, destrozan las bolsas y hacen un desastre”, continúo.
Además, el afectado indicó que el mal olor desprendido de los desperdicios, producto de la exposición al sol y la descomposición de los desechos, afecta el ambiente de los vecinos, quienes han optado por convertir el lavado de las aceras como una nueva rutina para acabar con el problema. De igual forma, el problema no se disipa con el arribo del camión que recoge los desperdicios, los mismos usuarios afectados indicaron que, al momento de llevarse las bolsas, aquellas que resultaron rotas por la acción de animales, y que dejan escapar los desperdicios a las calles, no son recogidas por los obreros del Instituto Municipal de Aseo Urbano y Domiciliario de Barquisimeto, órgano adscrito a la Alcaldía de Iribarren.
Respuesta oficial
Mientras se espera por las declaraciones con el máximo responsable de este organismo municipal, fuentes ligadas a dicha dependencia facilitaron información acerca de la participación del personal que se encarga de la recolección de los desechos sólidos en la ciudad.
Se conoció que, a pesar de las deficiencias denunciadas por los usuarios, más de 1200 toneladas de basura se recogen a diario en toda la ciudad, promedio que se mantiene desde el 2011, a diferencia de las poco más de 750 toneladas que se recogían hasta 2009.
Además, la flota que se encarga de recorrer los diferentes sectores de la ciudad se ha incrementado a 90, en comparación a las 68 en el 2010. Imaubar, a través del resumen presentado hasta lo que va de este año, indica que su efectividad en la recolección de los desechos sólidos ha aumentado hasta el 92%, que se mantiene desde el 2010. A estos trabajos rutinarios que se llevan a cabo en los sectores de la ciudad, se suma los trabajos que el instituto desarrolla en las quebradas, en la fumigación de las casas para evitar el dengue, el aumento de las toneladas de basura que se recogen de forma manual, con obreros desplegados por la ciudad, y los aumentos de los dispositivos especiales que se realizan en fechas decembrina y en la procesión de la Divina Pastora.
Sobre las denuncias de la ausencia de este servicio en los sectores de Barquisimeto, el personal indicó que las causas son variables, desde las lluvias que imposibilita sacar al personal a trabajar en dichas condiciones, como las protestas que se realizan en varios sectores, lo que entorpece el normal recorrido de los camiones recolectores.
