Si eres de los que le echan la culpa de su exceso de peso a una madre que le atiborraba, que de pequeño le hacía rebañar el plato, a las revistas con sus modelos esqueléticas retocadas con photoshop para aún parecer más delgadas, a la presión de la sociedad, al estrés -que como ya se sabe a uno les mantiene delgados y a otros les da por comer para sedarse, si eres de los que le echa la culpa de los problemas a los demás, es hora que sepas que el responsable de tu vida eres tú mismo.
De alguna manera siempre eres responsable 100% de lo que te sucede; pero es muy distinto dejarse llevar, cediendo tu poder u otros y que ellos decidan por ti, que acceder a tu poder, (que es tuyo por derecho) y a tu libertad de decidir. Como por ejemplo, decidir focalizarte en lo que realmente SI quieres, y no en lo que no quieres.
Al redactar tu objetivo sobre perder peso, o lo que quieres, debes poner todo lo que quieres; la mayoría de gente se focaliza en lo que NO quiere y eso es lo que obtiene, por ejemplo, en vez de no quiero sentirme deprimida al mirarme al espejo, deberías escribir me siento espléndida y radiante, tanto por dentro como por fuera cuando me miro al espejo. Así continúa escribiendo como, de manera realista, te gustaría ser.
Un objetivo tipo: me gustaría pesar 55 kilos, no es demasiado motivador que digamos; tiene que ser un objetivo que te mueva, que te haga vibrar al leerlo, por ejemplo: “Verme vital, llena de energía, en un cuerpo equilibrado, un cuerpo en forma y bello, en armonía con quien realmente soy. Sentirme bien, en paz conmigo.
Sentirme totalmente libre en relación conmigo misma y con mi cuerpo. Aceptarme tal como soy. Ser Yo Misma.
Ser fuente de Alegría. Conocer todo mi potencial y expresarlo.
De este modo, debe asumir que en la base de todas tus decisiones
(Selección, Formación, Desarrollo, Evaluación…) debe existir la política de ayuda profesional para que puedas adquirir y asumir cada vez compromisos mayores.
El Compromiso nos hace libres, nos hace responsables. ¿Te atreves?”